Luz ultravioleta contra el coronavirus

Radiaciones peligrosas

Desde hace años, se conoce la eficacia de un tipo de luz ultravioleta, conocida por su sigla UVC, para matar hongos, virus y bacterias. Es más, se aplica para esterilizar aguas potables, industriales o de desecho, frutas, verduras, superficies, envases, entre otros. Pero este procedimiento presenta graves peligros si se pretende utilizar para desinfectar humanos.

27 May 2020 POR
La UVC produce eritema en la piel y es considerada cancerígena. Por otro lado, la córnea ocular no tiene una capa externa como la piel y el potencial daño por exposición a UVC es aún mayor. Puede conducir a fotoqueratitis, conjuntivitis y cataratogénesis. Imagen: Pexels/Pixabay.“Se ha propuesto el uso de radiación UVC para destruir al SARS-CoV-2 y las evidencias muestran que este tratamiento tiene alta probabilidad de éxito. No obstante, es estrictamente aplicable a material inerte. Irradiar personas o animales es altamente peligroso. Hay muchos informes de daño a nivel de piel y de ojos”, señala María Gabriela Lagorio, profesora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, quien no oculta su inquietud luego de leer noticias periodísticas relacionadas con el posible uso de este procedimiento para desinfectar personas.En tiempos de pandemia, no descansan los intentos para poner a prueba mecanismos de desinfección para combatir el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19. Uno de ellos es apuntar a germicidas empleados desde hace años, como un tipo de luz ultravioleta, conocida por su sigla UVC, que se aplica para esterilizar aguas, frutas, verduras, superficies, envases, bobinas de refrigeración de aire acondicionado y el aire en espacios públicos como escuelas, hospitales, aeropuertos, cines, entre otros. El método ha resultado útil a la hora de matar hongos, virus y bacterias, según indica la experta.

Ahora bien, este procedimiento que está en pleno uso para combatir diversos patógenos, ¿es efectivo contra el virus que causa COVID-19? “Lo que está probado científicamente es que la radiación UVC destruye otros coronavirus como el SARS-CoV. Se considera entonces que, por la similitud entre los virus, la UVC también destruiría al responsable de COVID-19”, responde Lagorio, también investigadora del CONICET.

¿Cómo actúa?

María Gabriela Lagorio. Foto: Diana Martinez Llaser

A diferencia de la luz visible, la luz ultravioleta es radiación de mayor energía. Y de los tres tipos existentes, la UVC, que se emplea como germicida, es la más energética de todas.

En este sentido, Lagorio insiste en que “esta radiación de alta energía puede ser una peligrosa amenaza si se la utiliza en forma inadecuada”.

¿Cuál es el mecanismo de acción? “La luz UVC altera el apareamiento de bases de ADN y ARN, y conduce a la destrucción de bacterias, virus y protozoos. Este mismo principio -compara- que le da efectividad en la devastación de microbios, le otorga peligrosidad cuando se irradian personas o animales”. En otras palabras, los ácidos nucleicos, el ADN o ácido desoxirribonucleico y el ARN o ácido ribonucleico, que contienen las instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y funcionamiento de los organismos, sufren daños con diversas consecuencias.

De acuerdo con la especialista del Departamento de Química Inorgánica, Analítica y Química Física de Exactas UBA, la UVC es altamente captada por la gran mayoría de las moléculas orgánicas. Esto hace que en los seres humanos esta radiación se absorba principalmente en la capa más superficial de la epidermis humana. Esta característica puede generar distintos trastornos en la salud.

“En términos generales, la UVC produce eritema en la piel y es considerada cancerígena. Por otro lado, la córnea ocular no tiene una capa externa como la piel y el potencial daño por exposición a UVC es aún mayor. Puede conducir a fotoqueratitis, conjuntivitis y cataratogénesis”, describe.

Fuentes de controversias

A la hora de generar UVC existen distintas fuentes como las lámparas de mercurio de baja presión y las de excímero a 222 nm, ambas son las más usadas para desinfectar. “Mientras que los efectos adversos de las lámparas de mercurio de baja presión sobre humanos están bien determinados y estudiados, existe mayor controversia sobre los efectos de las de excímero”, precisa.

Es que, en los últimos años, los resultados de las investigaciones han sido dispares, según documenta. En 2017, el grupo que encabeza David Brenner, en la Universidad de Columbia, publicó un trabajo donde asegura que la radiación UVC producida por una lámpara de excímero, es perjudicial para las bacterias pero no afecta las células de los tejidos. En tanto, en 2015, Julie Woods y colaboradores, registraron daño de ADN en la capa basal de la epidermis con luz de excímero para dosis menores al umbral de efecto bactericida.

En este sentido, Lagorio indica: “Es necesario reunir mayor evidencia experimental para el uso seguro de lámparas de excímeros en seres humanos. La radiación UVC de 222 nm tiene la característica adicional de generar ozono, que también es dañino para las personas cuando supera un cierto límite”.

Por ahora, y hasta que se alcance cierto consenso científico, lo mejor -según la experta- es no correr riesgos innecesarios. “La irradiación con UVC para eliminar agentes patógenos es segura en ausencia de personas”.

Por último, la especialista no quiere dejar dudas sobre los beneficios y riesgos de este procedimiento. “Finalmente, hay que recalcar que los métodos de desinfección por UV son muy promisorios y plantean excelentes alternativas de esterilización, especialmente, cuando son combinados con tecnología robótica. No obstante, es importante advertir sobre los cuidados que deben tenerse y el enorme peligro de exponer a humanos y animales a radiación UVC”, concluye Lagorio.