Algunas plantas acuáticas tienen la capacidad de dar señales fluorescentes cuando entran en contacto con ciertos contaminantes que contienen los pesticidas. Un grupo de científicas argentinas lograron decodificar esos mensajes. El trabajo fue uno de los cinco seleccionados y financiados, a nivel global, por la Organización para la Prohibición de Armas Químicos.
María Gabriela Lagorio
¿Por qué algunos animales son verdes? Esta puede parecer una pregunta ingenua. Pero, para responderla, investigadoras e investigadores estudiaron durante años una rana particular, que resultó ser el primer caso de fluorescencia en anfibios y en vertebrados terrestres. Ahora, el mismo equipo detectó una proteína que resulta clave para darle a ese animal el color que le permite camuflarse con su entorno de una manera perfecta.
Desde hace años, se conoce la eficacia de un tipo de luz ultravioleta, conocida por su sigla UVC, para matar hongos, virus y bacterias. Es más, se aplica para esterilizar aguas potables, industriales o de desecho, frutas, verduras, superficies, envases, entre otros. Pero este procedimiento presenta graves peligros si se pretende utilizar para desinfectar humanos.
Un modelo físico-matemático permite calcular con precisión la fluorescencia que emiten las hojas de las plantas cuando incide en ellas la luz solar. Actualmente, los sensores remotos desde los satélites calculan el valor global que produce el follaje. Pero el nuevo modelo permite diferenciar lo que se produce en cada célula de la hoja, y de ese modo se puede obtener un diagnóstico de fotosíntesis más cercano a la realidad.
Empezó como una propuesta de tesis, siguió con la búsqueda de la rana Hypsiboas punctatus en los arroyos para estudiarla en el laboratorio y culminó con la convocatoria a cada vez más especialistas para dar respuesta al curioso caso de fluorescencia. Todos los detalles de una investigación de seis años que dio la vuelta al mundo y que fue posible a partir de la interdisciplina y la tradición científica.
No sólo detectan la presencia del arsénico en el agua, sino que también, en algunos casos, lo absorben quitándolo de arroyos o ríos de la Argentina que pueden cargar con este contaminante. Se trata de dos plantas acuáticas muy habituales en el país, comúnmente llamadas “cinta americana” y “helecho de agua”.