Los caminos de la industria
Martín Kot se recibió de biólogo en Exactas. Al poco tiempo decidió ir a trabajar a la industria farmacéutica donde viene desarrollando una extensa carrera ocupando diferentes posiciones laborales. Hoy, desde Boston, donde se mudó recientemente, asegura que hay múltiples trabajos para que un biólogo desarrolle en los laboratorios productores de medicamentos y que se trata de un profesional muy valorado en ese ámbito.
¿Por qué te decidiste a estudiar biología?
– Siempre fui muy curioso y siempre me gustó aprender. También me crié en un ambiente que me estimulaba a investigar. Mi mamá es médica, mi hermana es médica, mi tía es bióloga de Exactas. Y después tuve dos profesores en el secundario que me marcaron y me definieron para estudiar biología. Y cuando entré a la facu en el 2005 y tuve a Alberto Kornblihtt por primera vez, ¡no lo podía creer! Fue apasionante. Por la situación en la que estaba en ese momento, yo necesitaba trabajar para tener algún ingreso. Y, aunque no fue fácil, me las arreglé para trabajar durante toda la carrera haciendo distintas cosas. En los dos últimos años conseguí una beca Bicentenario, que me facilitó la cursada.
– Cuando estabas terminando tu licenciatura, ¿qué planes tenías?
– Durante toda la carrera fui muy apasionado de casi todo lo que iba aprendiendo. Pasé por distintos laboratorios y siempre me gustó mucho el trabajo con microscopios. Pero no tenía bien claro si hacer el doctorado o no. Me recibí estando en el laboratorio de Dante Paz y Andrea Pozzi y me presenté para una beca de doctorado en 2010 pero todavía me faltaban cinco finales y no me salió. Me dijeron que me presentara al año siguiente, una vez recibido. En el momento, no estaba tan seguro de que eso fuera lo que quería para mi futuro pero me impulsó esa inercia que mueve a la mayoría. Yo sabía que no era una gran beca y siempre tuve la intención de ganar un poco más. Pero la inercia es muy fuerte. Bueno, la beca no me salió y entonces me puse a buscar qué hacer. Yo sabía que existían trabajos en la industria y alguien me había dicho que había puestos para monitorear análisis clínicos y que tomaban biólogos. Mandé currículum y en febrero de 2012 me llamaron a una entrevista en PPD para asistente de monitor. Me acuerdo que llegué a un edificio enorme sobre Libertador, había que ir de camisa y pantalón de vestir y me encantó. Fue muy fuerte aceptar que eso me gustaba. PPD te pagaba un sueldo que superaba cualquier expectativa. En ese momento, hice entrar a dos o tres compañeros de la Facultad. Ellos estuvieron un año trabajando conmigo pero se volvieron a presentar al doctorado y volvieron a la academia. Yo sabía que si me presentaba me iba a salir. Dudé mucho, me costó admitir que me gustaba lo que estaba haciendo y que quería seguir. También pasó que en el momento en que entré en PPD empecé a trabajar en el CBC como docente de biología. Dar esas clases de alguna manera satisfacía mi costado académico.
– ¿Cómo fue el siguiente paso que diste en la industria?
– Pasado un tiempo, el trabajo de monitoreo me empezó a aburrir y empecé a buscar alguna otra oportunidad. Ahí me entero de que la empresa Gema Biotech estaba montando una planta para la producción de biosimilares. Necesitaban armar un equipo de trabajo. Yo tenía ganas de reconectarme un poco con el trabajo científico pero en el ámbito de la industria. Me presenté, entré a Gema y empezaron dos años increíbles de trabajo en investigación y desarrollo en una planta instalada a todo trapo, con los mejores equipos. En dos años, me volví un especialista en purificación de proteínas. No me quería bajar de ahí pero en 2015 empezaron a escasear los fondos, me dijeron que el proyecto se caía y que vaya buscando otra cosa. Ahí me enfrenté con el primer impacto negativo de trabajar en el sector privado. En la industria, no todo son buenos salarios, también pasan estas cosas, en algún momento te expulsa. Bueno, me puse a buscar y al final de 2015 encontré en Shire una posición de MSL (Medical Science Liaison), que es como un asesor científico. Y me cambió la vida. Shire (hoy Takeda) maneja medicamentos para enfermedades poco frecuentes, que son muy difíciles de detectar. Como MSL vos tenés que acercarte a los médicos para contarles sobre estas enfermedades. No sos un visitador médico porque no hablás de los productos, vos seguís haciendo ciencia, dando presentaciones y armando cursos. Es espectacular, te pagan por estudiar, por estar al día con las publicaciones. Es un puesto que ahora está de moda y que tienen todas las farmacéuticas más importantes. Hay muchos biólogos trabajando de MSL.
«En los últimos años, la investigación clínica tuvo un boom en la Argentina y eso abrió muchas posiciones para biólogos como monitor y también como MSL. Y también hay gente en posiciones estratégicas que busca estos perfiles».
– ¿Cuánto tiempo trabajaste como MSL?
– Trabajé durante tres años y, si lo hacés de manera eficiente, el crecimiento viene solo. Me ofrecieron pasar al área comercial para manejar la estrategia del producto del que yo era asesor científico. Dudé un poco. Otra vez era una especie de mini traición pasar al área comercial siendo del palo de la ciencia. Pero mi jefe me alentó a que lo hiciera, me dijo que era una muy buena experiencia. Y fue así, aunque al principio me costó mucho porque tuve que abandonar el lenguaje científico. Eso hice en los siguientes tres años en la compañía. Después, en el 2019, la farmacéutica japonesa Takeda compró Shire por una cifra millonaria. Y ahí empezaron un montón de cambios. En ese momento cambié al producto número uno de la compañía que es para la enfermedad de Fabry y eso fue un gran desafío.
– ¿Hasta ese momento viviste siempre en Argentina?
– Sí. Y siempre trabajando en el CBC todos los martes y viernes a la noche. Después, vino la pandemia. Y lo que pasó es que la compañía, con la fusión, empezó a ofrecer muchas posiciones en el exterior. Yo tenía ganas de volver a la parte médica de la empresa. Me puse a investigar y había una posición dentro del área médica para generar contenido para productos que están en investigación pero que están por lanzarse al mercado en el corto plazo. El puesto se llama Global Scientific Training. Apliqué en enero de 2021, tuve un montón de entrevistas y en abril me confirmaron el lugar. Armé toda la mudanza y llegué hace un par de meses a Boston. Boston es la meca de la biotecnología. Estar acá es espectacular.
– ¿Cuál es tu idea, quedarte o volver?
– Con mi esposa acordamos que íbamos a volver. Pero la verdad no lo sé. Yo ahora me veo haciendo un recorrido 360 por la industria farmacéutica, hice un poco de monitoreo clínico, hice investigación y desarrollo, trabajé como asesor científico, fui a la parte comercial y ahora estoy en una posición global. Y quiero seguir recorriendo diferentes caminos. Ese es el gran activo que estoy buscando.
– Para seguir un camino diferente a la investigación y la docencia, ¿es conveniente primero doctorarse y después dar el salto al sector privado, o es mejor hacerlo apenas licenciado?
– Lo clásico es pasar a la industria después del doctorado. Es como que el proceso académico termina con el doctorado y ahí definís, sigo en la academia o me voy a la industria. Según mi apreciación personal, se suelen buscar doctores para entrar a la industria. En la mayoría de las búsquedas de las que hablamos piden PHD. Muchos piden PHD o Master of Science que es el equivalente al título de licenciado. Que es como yo me presento en inglés. Yo creo que sirve tener un doctorado para entrar en la industria pero también creo que no necesitás tener esa expertise para hacer lo que te piden en la industria. Eso lo dice alguien que no lo tiene y que, en algún momento, me hubiera servido tenerlo para mostrar como “chapa” al presentarme y hablar con los médicos. Pero no es que se requiere esa expertise. Por supuesto, que haber recorrido todo el camino que implica un doctorado te curte y está buenísimo. Pero, igualmente, a cualquier licenciado que se quiere pasar a la industria, le digo que lo haga, que se puede, que siendo biólogo va a poder hacer cualquier trabajo en la industria farmacéutica porque es un profesional muy valorado.
– ¿Te parece que hay espacio en la industria para que se incorporen más biólogos a los planteles de las empresas?
– Sí, totalmente. No sé si hay tanta oferta en todos los rubros pero, por ejemplo, para monitor estoy seguro de que hay muchísima. Algo que veo que está pasando ahora es que hay muchos biólogos ocupando posiciones jerárquicas. Mirá, en los últimos años, la investigación clínica tuvo un boom en la Argentina y eso abrió muchas posiciones para biólogos como monitor y también como MSL. Entonces, espacio para biólogos hay y también hay gente en posiciones estratégicas que busca estos perfiles. De hecho, hoy en Takeda debemos ser más de diez los profesionales de Exactas y, en 2015, éramos dos.
– ¿Qué le dirías a un estudiante que está cerca de obtener su licenciatura pero que tiene dudas y no siente que su vocación sea la investigación y la docencia pero que tampoco conoce otras alternativas profesionales?
– Le diría, primero, que yo estoy disponible para ayudarlo en lo que necesite. Me pasa, cada tanto, que me encuentran por LinkedIn, me preguntan y siempre les contesto. Les diría que busquen por Internet que hay mucha información en la web. Linkedin es la gran fuente de información sobre posiciones abiertas, sobre novedades de la industria. También hay foros, revistas. Hay mucha información que circula. El cambio se puede dar en cualquier momento, siempre hay un lugar para que un biólogo o alguien egresado de otra carrera de Exactas se pueda insertar en la industria farmacéutica. Y hay un montón de cosas diferentes para hacer en la industria que pueden ser más familiares a la expertise de la academia. Por ejemplo, también existe trabajar en la industria haciendo investigación, incluso hasta se puede publicar. Yo creo que habría que tener una especie de seminario durante la cursada en Exactas que cuente un poco de las distintas posibilidades que hay en la industria. Creo que a muchos les vendría bárbaro participar de algo así.