La sexualidad del cangrejo
Los crustáceos decápodos son invertebrados que presentan gran diversidad de formas de reproducción, crecimiento y alimentación. Son un importante modelo para estudiar su biología y otros aspectos ecológicos aplicados, como por ejemplo la ecotoxicología, porque abarcan más de 10.000 especies, habitan distintos ambientes y presentan variadas formas de vida.
Las luces de Hollywood se han posado sobre ellos. Sebastián, la langosta de La Sirenita; Jaques, el camarón de Buscando a Nemo; Don Cangrejo, el jefe de Bob Esponja en el bar El Crustáceo Cascarudo; o Tenazas, la langosta de Homero Simpson, han saltado a la fama por su participación cinematográfica o televisiva. Todos ellos, crustáceos decápodos, no son sólo simpáticos personajes, mascotas exóticas o exquisiteces culinarias sino también objeto de estudio para la ciencia.
“En el laboratorio investigamos la reproducción, el crecimiento y, más recientemente, la nutrición de los crustáceos decápodos que todos conocemos como camarones, cangrejos y langostas”, comenta la Dra. Laura López Greco, directora del grupo. Los crustáceos decápodos son animales invertebrados que presentan una gran diversidad en sus formas de reproducción, crecimiento y alimentación. Son más de 10.000 especies, habitan distintos ambientes y presentan variadas formas de vida, por lo que constituyen un modelo muy relevante para la biología en general. También son interesantes para el estudio de aspectos ecológicos aplicados, por ejemplo, en ecotoxicología. Por otra parte, “constituyen un grupo animal con muy interesantes perspectivas para su cultivo en un área de producción que se conoce como acuicultura”, agrega López Greco. El cultivo de camarones está alcanzando, en el mundo, niveles equivalentes al volumen de camarones provenientes de la pesca.
La acuicultura está orientada, principalmente, a complementar la actividad pesquera. Sin embargo, una de sus ramas más reciente, en crecimiento a nivel mundial y potencialmente viable a nivel nacional, es el cultivo de especies para la acuariofilia u ornamentación; es decir, para comercializar como mascotas. “Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) los cultivos de especies ornamentales constituyen un área promisoria para el desarrollo de economías regionales de pequeña y mediana escala”, comenta López Greco.
La mayoría de las especies de crustáceos que se comercializan como mascotas provienen directamente del ambiente natural. “En muchos casos –dice la investigadora- sobre todo en lo referido a especies provenientes de arrecifes de coral y manglares, su extracción involucra un significativo impacto en su sitio de origen”. Por otra parte, la falta de conocimiento sobre su biología hace que estos animales tengan bajas posibilidad de sobrevida cuando son mantenidos como mascotas. “De la mayoría de las especies de actual comercialización se desconocen aspectos muy básicos sobre qué condiciones se requieren para su reproducción y sobrevida, qué comen, cuándo y cómo se alimentan, entre otros”, agrega.
En el laboratorio dirigido por López Greco se abordan, justamente, algunos de estos interrogantes. En particular, el grupo de investigación está actualmente focalizado en el estudio de una especie de langosta de agua dulce conocida como langosta de pinzas rojas, de incipiente cultivo a nivel nacional, con posibilidades potenciales para el crecimiento de su producción y que también se utiliza como mascota. “Los resultados obtenidos de las investigaciones de los últimos cinco años han demostrado el enorme potencial de esta especie como modelo para estudios teóricos y aplicados a su cultivo”, afirma López Greco.
En colaboración con investigadores de universidades de Brasil, Venezuela y México, también estudian la biología reproductiva de otras especies de cangrejos, camarones y langostas marinas y de agua dulce. “Como parte de los primeros resultados de estas investigaciones estamos desarrollando dos proyectos de cooperación binacional y recientemente hemos sido invitados a participar en otro proyecto internacional”.
Los científicos experimentan en el laboratorio para conocer, por ejemplo, el momento del desarrollo de los crustáceos en el que se inicia la diferenciación sexual, es decir, a partir de qué tamaño se pueden distinguir machos y hembras. También evalúan los factores que modulan la calidad de las crías obtenidas y de qué manera el uso de inductores puede lograr un mayor crecimiento en menos tiempo. En cuanto a la alimentación, diseñan protocolos más eficientes de alimentación en cultivo para obtener un menor costo y mejor calidad ambiental, al minimizar los residuos producidos, y determinan el mejor momento del día para alimentarlos en función de la actividad de las enzimas digestivas.
“Estamos en condiciones de realizar ensayos de laboratorio evaluando distintas dietas, suplementos dietarios, hormonas, materiales para refugios, disposición espacial de refugios, formas de alimentación u otras opciones de aplicación a la acuicultura de crustáceos tanto para consumo humano como de interés ornamental”, sostiene la Dra. López Greco, consciente del significativo conocimiento sobre el manejo de adultos, juveniles y larvas de distintos crustáceos que ha adquirido el grupo.
Por otra parte, los estudios histológicos del sistema reproductor y del hepatopáncreas que están realizando, permiten a los investigadores evaluar el impacto de condiciones ambientales adversas, deficiencias nutricionales y contaminantes sobre estos crustáceos.
Laboratorio 50, 4to piso, Pabellón II, Teléfono 4576-3300, interno 216.
Dirección: Dra. Laura López Greco
Integrantes: Lic. Magdalena Arias y los estudiantes de grado: Fernando Castillo Díaz, Luis Marcelo Franco Tadic y Ana Laura TomasTesistas de doctorado: Lic. Carolina Tropea, Ing. Liane Stumpf, Lic. Natalia Calvo, Lic. Hernán Sacristán, Lic. Cecilia Ravalli (INIDEP, Mar del Plata) y Lic. Thiago Piassa (UNESP, Botucatú).