10 millones más
En una investigación llevada a cabo en la provincia de Jujuy, el equipo de botánicos liderado por Claudia Rubinstein descubrió los fósiles más arcaicos encontrados hasta el día de hoy. El hallazgo es crucial para comprender la historia de la vida en la Tierra.
Hasta no hace mucho tiempo, se aseguraba que los primeros restos de plantas que colonizaron los continentes, hace 463 millones de años, habían sido hallados en la República Checa y Arabia Saudita. Sin embargo, investigaciones llevadas a cabo por un grupo de geólogos de la Universidad Nacional de Córdoba y de la Universidad de Liege (Bélgica) liderados por una investigadora argentina dio con el hallazgo en la provincia de Jujuy de restos que son 10 millones de años más antiguos que los ya conocidos. El estudio fue publicado en la revista New Phytologist (www.newphytologist.com), especializada en botánica, y lo firma la doctora Claudia Rubinstein, del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales que forma parte del Centro Científico Tecnológico del CONICET, en la ciudad de Mendoza.
Los restos encontrados corresponden a un tipo particular de esporas (criptoesporas) que, de acuerdo a los resultados obtenidos por Rubinstein –especialista en el análisis de microplancton y esporas fósiles– y sus colaboradores, tienen una edad de 473 millones de años. Según explica, las primeras plantas continentales eran muy pequeñas (se cree que su tamaño no superaba el centímetro) y muy frágiles, por lo cual no se preservaron en el registro geológico. Sin embargo, no ocurrió lo mismo con las criptoesporas, que se caracterizan por poseer una pared externa extremadamente resistente que impide que se destruyan. Además, esa pared las protegió de la radiación ultravioleta y la desecación y permitió su dispersión a grandes distancias, principalmente, a través de los ríos. Todos estos fueron factores decisivos para su supervivencia fuera de los mares, lo cual les permitió colonizar los continentes.
Las muestras en las que se encontraron las criptoesporas provienen de las sierras subandinas de la provincia de Jujuy y fueron recolectadas por un integrante del equipo de investigación con el fin establecer la edad de las unidades geológicas. La edad de estas rocas, de origen marino, fue obtenida en base a la presencia de otros grupos de microfósiles marinos de edad conocida. “No buscábamos esas criptoesporas –comenta Rubinstein– y menos aún en rocas con edades en las cuales no esperábamos encontrarlas”.
Estudiando fósiles microscópicos
La investigadora explica que, para realizar estudios de microfósiles (fósiles de tamaño microscópico que solo pueden estudiarse con lupa o microscopio), se requiere de muestras de rocas sedimentarias pequeñas, de entre 50 y 100 gramos. La roca debe ser de color verde, gris o negro y estar constituida por granos de tamaño no mayor al milímetro, lo que indica que el ambiente en que se formaron era tranquilo y pobre en oxígeno, condiciones necesarias para la preservación de los microfósiles. Las muestras deben ser embolsadas en forma individual y deben estar perfectamente identificadas. Junto con la identificación debe constar la ubicación del punto de muestreo (que se obtiene con un GPS) y el nombre de la formación rocosa a la cual pertenece. Una vez en el laboratorio, la muestra debe ser molida y atacada con ácido de tal forma de eliminar todo su contenido mineral, obteniéndose un concentrado de restos orgánicos que se preparan para su observación bajo microscopio.
“Para establecer la edad de las criptoesporas utilizamos otros grupos de microfósiles marinos de edad conocida que también estaban presentes en las muestras analizadas”, señala Rubinstein, quien a su vez explica que para esta investigación las muestras fueron divididas en dos fracciones; cada una de las cuales fue estudiada en los laboratorios de Argentina y en los de la Universidad de Liege ya que, al aplicar diferentes protocolos de preparación aumentan las probabilidades de obtener más material y de mejor calidad.
A partir del análisis microscópico los investigadores pudieron establecer la presencia de cinco variedades de criptosporas en el material estudiado. Esta diversificación les permite sugerir que las plantas pudieron haber comenzado a colonizar los continentes bastante antes que la edad determinada para sus especímenes (473 millones de años), quizás hace unos 500 millones de años.
“La continentalización de las plantas es uno de los grandes hitos en la evolución biológica en la Tierra, ya que no solamente favoreció la formación de suelos y de formas de vida más complejas que fueron colonizando los continentes, sino que también, y principalmente, afectó profundamente el ciclo del carbono y cambió la composición de la atmósfera alterando en forma irreversible el clima a escala global. Es por eso que establecer el momento en el que aparecen las primeras plantas terrestres es fundamental para conocer la historia evolutiva de la vida en la nuestro planeta”, concluye Rubinstein.
¿Qué son las criptoesporas?
Las briofitas son un grupo muy importante de plantas verdes. Son pequeñas y habitan en ambientes muy variados, desde cerca del nivel del mar hasta las elevaciones más altas. Son un grupo excepcional y muy importante en la evolución del reino vegetal. Tradicionalmente se les divide en tres categorías: Antocerotes, Hepáticas y Musgos. En los sedimentos analizados en Jujuy los científicos encontraron cinco tipos de esporas fosilizadas de plantas extintas denominadas embriofitas que, por estudios filogenéticos, se las relaciona a las hepáticas actuales. “Las esporas de estas plantas, las embriofitas, son denominadas criptoesporas”, explica Rubinstein, quien agrega: “Las criptoesporas que descubrimos en la investigación son las más antiguas jamás halladas”