Alumbrando respuestas
Un equipo de investigadoras e investigadores argentinos avanza en la diferenciación hepática de células madre amnióticas epiteliales, aisladas de la placenta humana luego del parto, cuyas propiedades las convierten en herramienta ideal para tratamientos de medicina regenerativa en enfermedades del hígado.
La insuficiencia hepática es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, y muchos de los tratamientos actualmente disponibles presentan diversos obstáculos, por su carácter invasivo o porque no alcanzan niveles sostenidos de eficacia terapéutica. La medicina regenerativa, a partir del uso de células madre, es una de las alternativas más promisorias. En ese marco, un trabajo de investigadoras e investigadores del Laboratorio de Fisiología Molecular Placentaria del IQUIBICEN (UBA – CONICET) publicado en la revista Placenta, avanzó en la caracterización y la diferenciación hepática de las células madre amnióticas epiteliales.
En concreto, Rodrigo Riedel y su directora de tesis, Julieta Maymó, describieron las propiedades regenerativas de estas células, que pueden aislarse de la membrana amniótica de la placenta humana a término y, a la luz de estos hallazgos, se posicionan como candidatas ideales para su aplicación en medicina regenerativa para el tratamiento de enfermedades hepáticas.
Las hAECs son células pluripotentes, que no son tumorigénicas, es decir, pueden trasplantarse sin generar rechazo, y tienen propiedades inmunomoduladoras.
“Las células madre amnióticas epiteliales (hAECs) –explica Riedel– presentan ciertas ventajas respecto de otros tipos de células madre. Por lo pronto, son más fáciles de obtener. Además, la placenta es algo que habitualmente se desecha y no hay, por lo tanto, ninguna controversia legal, ética o religiosa respecto a su utilización. Basta con que la madre dé su consentimiento. Pero, sobre todo, se trata de células pluripotentes, que no son tumorigénicas, es decir, pueden trasplantarse sin generar rechazo, y que tienen propiedades inmunomoduladoras, precisamente porque provienen de la placenta. Esa propiedad inmune, que atenúa las inflamaciones, las infecciones, es la que evita que la madre rechace al embrión durante el embarazo”.
“Que sean células pluripotentes –continúa Riedel– significa que se pueden diferenciar a los tres linajes de células que tenemos: ectodermo, mesodermo y endodermo. O sea, las hAECs se pueden diferenciar a células cardíacas, del páncreas, alveolares del pulmón. Y también, sobre todo, a células hepáticas”. Las células madre que se obtienen del cordón umbilical, por ejemplo, no son pluripotentes sino multipotentes: su capacidad de diferenciarse es menor.
En efecto, las células madre amnióticas epiteliales ya han sido destacadas como fuente alternativa de hepatocitos por su potencial de diferenciación hepatogénica. De hecho, el grupo de trabajo de Maymó viene estudiando hace tiempo el amnios humano como fuente de células madre para su aplicación en medicina regenerativa y antitumoral. “Ocurre que estas células –puntualiza la bióloga– tienen una diferenciación primitiva de hepatocitos. Al aislarlas, ya al primer día muestran una leve expresión de proteínas hepáticas. Como si estuviesen predeterminadas a ir a hepatocitos. Por otro lado, cuando uno las inyecta, tienen trofía positiva (migración) hacia el hígado. Todo esto llevó a definir para el laboratorio un modelo de investigación en animales con daño en el hígado, centrado en la diferenciación hepática de las hAECs”.
El equipo de Fisiología Molecular Placentaria obtuvo, entonces, la diferenciación de estas células a hepatocitos, y logró determinar su funcionalidad terapéutica. “Estas células –explica Riedel– sintetizan glucógeno, que es una de las características principales del hígado. Y al ser inyectadas en un modelo de fibrosis hepática aguda en ratones, la revierten, disminuyendo los parámetros característicos de la fibrosis como la necrosis, los depósitos de colágeno y los niveles de enzimas hepáticas. Es un importante avance para considerar a las hAECs como herramienta de la medicina regenerativa. La mayoría de los grupos que investigan esto utiliza células madre sin diferenciar, aislándolas e inyectándolas para actuar sobre el cuadro clínico que supone una hepatopatía. Pero somos muy pocos los que trabajamos inyectando células ya diferenciadas. Esto nos posiciona en un escalón más arriba. Obtuvimos hepatocitos que sabemos que funcionan, y sin generar rechazo. Por ahora, en ratones. Pero ya estamos trabajando en escalar el modelo a ratas. Pensando, hacia el futuro, en ensayos clínicos en humanos”.
Las hAECs diferenciadas en hepatocitos podrían ser el eje en terapias de reemplazo de células alteradas en cuadros de hepatitis, cirrosis hepática y otros daños en el hígado.
El método de diferenciación que idearon los investigadores del IQUIBICEN estimula, además, la proliferación de las células ya diferenciadas, lo que a priori contribuye a su eficacia regenerativa del órgano dañado. “Esto es algo destacable de nuestro protocolo –afirma Maymó–. Porque las células, normalmente, se diferencian o proliferan. Cuando se diferencian, no proliferan. En general, detienen la proliferación para diferenciarse. Uno de los problemas que tienen quienes hacen medicina regenerativa con células madre es que no logran obtener una cantidad suficiente de células para poder hacer un trasplante. Ese era otro de nuestros objetivos: además de diferenciarlas, obtener una cantidad suficiente de células para poder pensar, en el futuro, en un trasplante”.
Así, las células madre amnióticas epiteliales diferenciadas en hepatocitos podrían ser el eje en terapias de reemplazo de células alteradas en cuadros de hepatitis, cirrosis hepática y otros daños en el hígado, disminuyendo la inflamación y otros mecanismos de la fibrosis. También en hepatocarcinomas, pero por el momento está en duda su potencialidad terapéutica en estadíos muy avanzados, que tienden a ser irreversibles.
“En cualquier caso –cierra Riedel–, estudios como éste amplían el conocimiento acerca de las propiedades regenerativas de la membrana amniótica, y representan un avance para futuros tratamientos alternativos contra las distintas afecciones hepáticas”.