Algas en el agua
El exceso de nutrientes en el agua no es un hecho beneficioso sino, por el contrario, síntoma de contaminación. El equipo de investigadores que dirige Inés O’Farrell se dedica al estudio de poblaciones de cianobacterias potencialmente tóxicas y formadoras de floraciones que suelen aparecer en aguas cuyo equilibrio ecológico se ha visto perturbado.
En medio de la discusión con Uruguay -todavía no saldada del todo- sobre la posible contaminación del río homónimo a causa de la fábrica de pasta de celulosa UPM (ex Botnia), el aumento de la presencia de ciertas algas fue materia de debate. “Son sólo algas” dijeron los interesados en que la industria papelera funcionara. Sin embargo, esas algas dicen mucho sobre la calidad del agua y son materia de estudio de la línea de investigación que dirige la bióloga Inés O´Farrel en el Laboratorio de Limnología.
“Estudiamos especialmente el funcionamiento de las comunidades planctónicas de ambientes donde hay un gran desarrollo de cianobacterias y de plantas flotantes”, se presenta O’Farrell. Gran parte de los proyectos en los que ha trabajado el grupo se enmarcan en la teoría ecológica de la alternancia de estados en sistemas someros o poco profundos. “Esta alternancia se refiere al cambio de lagunas que pasan del estado de aguas claras, con poco desarrollo de fitoplancton y predominio de plantas sumergidas o flotantes, a un estado turbio, con aumento significativo de la biomasa fitoplanctónica. Esto suele llevar a la ocurrencia de floraciones de cianobacterias potencialmente tóxicas. Esta teoría fue planteada para sistemas templados donde se desarrollan mayormente las plantas sumergidas. Nosotros estamos evaluando los procesos para nuestras latitudes, en donde suelen dominar las plantas flotantes libres (camalote, repollo y lentejas de agua) de forma natural y no como un proceso de deterioro ambiental”, explica la investigadora.
Pero por otra parte, los miembros del equipo de investigadores, también se dedican al estudio de la ecología de las poblaciones de cianobacterias potencialmente tóxicas y formadoras de floraciones. Las cianobacterias, fueron conocidas en un tiempo como algas verdeazuladas. “Las floraciones de cianobacterias están asociadas a distintas causas, entre las que se incluyen la regulación de ríos por construcción de embalses, la eutrofización, es decir el aumento de la concentración de nutrientes, y a fenómenos asociados al calentamiento global, como el aumento de la temperatura, la prolongación de los períodos cálidos y el incremento de la intensidad y frecuencia de sequías”, explica O´Farrell. “Este grupo de organismos presenta una serie de rasgos morfo-funcionales que les permite desarrollarse exitosamente, brindándoles ventajas competitivas con respecto a las otras poblaciones fitoplanctónicas; por ejemplo, pueden regular la flotabilidad en la columna de agua para optimizar la captación de los recursos, presentan pigmentos accesorios para optimizar la fotosíntesis y muchas especies fijan nitrógeno atmosférico cuando este nutriente es limitante. Actualmente, se están investigando las estructuras de resistencia de las cianobacterias fijadoras de nitrógeno en los sedimentos, para evaluar la implicancia de éstas en el desarrollo de las floraciones”, agrega.
Para llevar a cabo los estudios, los investigadores realizan relevamientos mensuales o estacionales de las lagunas y ríos, experimentos manipulativos in situ para poder cuantificar los procesos y testear hipótesis relacionadas con objetivos específicos, experimentos a menor escala en el laboratorio para analizar el crecimiento y competencia de poblaciones con distintas condiciones de luz y nutrientes, y análisis de imágenes satelitales para comprender los fenómenos a mayor escala, ya sea en toda la cuenca o todo el cuerpo de agua.
Los resultados de las investigaciones relacionadas con las cianobacterias ofrecen una aplicación inmediata ya que las floraciones de cepas tóxicas presentan un riesgo elevado tanto para la población humana que utiliza las aguas para consumo y actividades de recreación y pesca, como para los animales que usan los cuerpos de agua afectados como bebedero. “Los estudios que llevamos a cabo producen información de calidad para elaborar herramientas de alerta y manejo adecuadas para cada sistema en particular o para adaptar estrategias exitosas llevadas a cabo en otros países”, sostiene O’Farrell.
En el caso del Embalse de Salto Grande, ubicado en el cauce medio del Río Uruguay, la ocurrencia de floraciones es frecuente y resulta “fundamental efectuar planes de manejo de uso del recurso que contemplen el conocimiento de la dinámica de las distintas especies implicadas”, afirma la investigadora. Río más abajo, en el tramo inferior del Río Uruguay, los investigadores también han participado en los estudios de evaluación de impacto ambiental sobre las comunidades planctónicas pero, esta vez, producidos por vertidos orgánicos que aceleran la eutrofización, como el mentado caso de la pastera mencionado al comienzo.
Por otro lado, los resultados obtenidos en los últimos 14 años en la Laguna Grande de la Reserva natural Otamendi, administrada por Parques Nacionales y ubicada en la localidad de Campana, han permitido comprender aspectos relacionados a la expansión de las cianobacterias y plantas flotantes en ambientes de las llanuras de inundación de nuestros grandes ríos, para así llevar adelante planes de manejo de estos sistemas.
Grupo de Ecología Acuática
(Departamento de Ecología, Genética y Evolución)
Laboratorios 44, 45 y 95 4to. piso, Pabellón II, 4576-3300, interno 490.
Dirección: Dra. Inés O’Farrell
Integrantes: Dra. Paula de Tezanos Pinto, Dra. Soledad Fontanarrosa
Tesistas de doctorado: Lic. Griselda Chaparro, Lic. Facundo Bordet