Mediante imágenes satelitales que muestran distintos colores de la superficie de mares, ríos y lagos, Ana Dogliotti estudia la presencia de algas y sedimentos mediante algoritmos que permiten obtener información sobre el tipo y concentración de las sustancias presentes en la capa superficial del agua tales como el fitoplancton y material particulado en suspensión.
algas
El exceso de materia orgánica puede producir deformaciones en un tipo de algas unicelulares, euglénidos, debido a la acumulación de reservas. Así, estos organismos podrían ser indicadores de contaminación. Surge de un estudio realizado en Exactas-UBA.
Las diatomeas, unas pequeñas algas acuáticas ya conocidas por los científicos por su uso como bioindicadores de las condiciones actuales y pasadas del agua, se utilizan también para aportar pruebas al diagnóstico de muerte por sumersión.
El exceso de nutrientes en el agua no es un hecho beneficioso sino, por el contrario, síntoma de contaminación. El equipo de investigadores que dirige Inés O’Farrell se dedica al estudio de poblaciones de cianobacterias potencialmente tóxicas y formadoras de floraciones que suelen aparecer en aguas cuyo equilibrio ecológico se ha visto perturbado.
Investigadores de ExactasUBA desarrollan dispositivos en cuyo interior pueden crecer y reproducirse todo tipo de células vivas, como bacterias, hongos y algas. Estos biosensores funcionan como dispositivos de alerta temprana porque son capaces de detectar concentraciones muy bajas de contaminantes presentes en cursos de agua.
El grupo de Limnología dirigido por Irina Izaguirre se dedica al estudio de las comunidades compuestas por algas microscópicas, bacterias y microorganismos flagelados y ciliados que habitan los cuerpos de agua continentales, como lagos, ríos y lagunas. Desean saber qué cambios se producen en ellos cuando cambia la latitud geográfica de su ambiente.