
La mínima en invierno aumentó más de 5ºC, mientras que la máxima, en verano, subió 2ºC. A esta conclusión llegó la investigadora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facutad, Bárbara Tencer, a partir de un estudio que recopiló datos de los últimos 60 años.