
Investigadores de Exactas-UBA lograron -por primera vez- estimar cada cuánto tiempo una vinchuca se alimenta del ser humano. También demostraron de qué manera la presencia de perros y gallinas dentro del domicilio altera significativamente esa frecuencia. El estudio brinda nuevas herramientas para evaluar el riesgo de transmisión de la enfermedad y mejorar las estrategias de control.