La Capital Federal de la Argentina fue una de las pioneras –a nivel mundial– en el estudio de la calidad del aire. Aunque las emisiones de contaminantes en esta urbe son preocupantes, las características geográficas y meteorológicas de la ciudad ayudan a su purificación. No obstante, los datos necesarios para evaluar el riesgo para la salud de su población son insuficientes.
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Al comparar la proporción de dióxido de carbono que captan y la cantidad de agua que devuelven a la atmósfera, el bosque subtropical del Parque Nacional Iguazú supera a las forestaciones de pinos y eucaliptos de la misma región. Por lo tanto su aporte es mayor en la lucha contra el calentamiento global.
Carlos Sarraute se recibió de matemático en Exactas. En los primeros años de su carrera ingresó en la industria informática y, actualmente, trabaja en el área de Big Data. Durante la charla, Sarraute destaca la formación que recibió en la Facultad y asegura que la ciencia de datos es un sector en plena expansión que puede demandar el trabajo de muchos matemáticos, además de físicos y computadores.
Escrito por dos investigadores que participaron en distintas instancias del comité científico internacional que estudia este tema, se presentó el libro “La Argentina y el Cambio Climático. De la Física a la Política”, de Vicente Barros e Inés Camilloni. El trabajo constituye un minucioso compendio del conocimiento alcanzado hasta al momento sobre este fenómeno y resulta muy útil para descartar tanto mitos y fantasías, como el discurso negacionista que parece cobrar nuevas fuerzas.
Para que una célula pueda producir una proteína, debe entrar en acción una compleja maquinaria encargada de poner a punto la molécula de ARN mensajero que opera como molde. Ahora, una investigación describe por primera vez cómo las proteínas involucradas en esa puesta a punto, al ser modificadas por otras moléculas, influye en la eficiencia con que se realiza el proceso.
Contra lo que suele sostener la biología tradicional, contar con más receptores no necesariamente lleva a una respuesta más intensa a los estímulos. Al menos esto es lo que encontraron científicos de Exactas UBA en levaduras. Este hallazgo podría tener efectos en los tratamientos farmacológicos en un futuro.