El lanzamiento del ARSAT-1

El equipo detrás del satélite

Noticias Exactas habló con el jefe de Operaciones Satelitales, cabeza del equipo que llevará al ARSAT-1 a su posición orbital. José Aurelio contó los detalles de una experiencia única para un equipo de técnicos y especialistas argentinos.

15 Oct 2014 POR
El equipo de ingenieros, técnicos y hasta estudiantes de sistemas que ocupan puestos en la sala de control de la Estación Terrena de Benavídez trabajará completo durante los primeros días. “La primera parte es la más dura, con turno rotativos que cubren las 24 horas del día,” explica Aurelio.

El equipo de ingenieros, técnicos y hasta estudiantes de sistemas que ocupan puestos en la sala de control de la Estación Terrena de Benavídez trabajará tiempo completo durante los primeros días. “La primera parte es la más dura, con turnos rotativos que cubren las 24 horas del día”, explica Aurelio.

Tres grandes pantallas en el frente. Las laterales muestran datos sobre cuadros y gráficos inentendibles para el lego. El monitor central ahora muestra el video institucional del satélite ARSAT-1, pero mañana, jueves 16 de octubre, tendrá la imagen en vivo y directo de lo que esté ocurriendo en la base de lanzamiento de Guyana Francesa. Si todo sale como se espera, se verá la ya icónica secuencia de lanzamiento, con audio de cuenta regresiva incluído.

El ingeniero electrónico José Aurelio es el jefe de Operaciones Satelitales de la empresa nacional ARSAT. Recibido en la UTN y formado en la misma empresa, hace diez años estaba sentado en un puesto de control y ahora no sólo es el responsable de etapas claves de la puesta en órbita del ARSAT-1 sino que participó del diseño del satélite y seleccionó a todo el equipo que ocupa, en actividad febril, la sala de control de la Estación Terrena de Benavídez, en el norte del conurbano bonaerense. “No estamos nerviosos, conocemos nuestro trabajo, pero estamos ansiosos, claro”, comenta mientras permace a la espera de un posible llamado desde Guyana: el contacto es permanente. “Eso sí”, continúa, “mucho no dormimos últimamente”.

Suena el teléfono, nomás. Llaman de la base de Guyana. Habla breve, cuelga y vuelve a la conversación. “Hace cinco minutos estábamos recibiendo datos del satélite, desde la base. Y también hicimos un chequeo de comunicación con el sitio de lanzamiento porque una vez que se lanza hay que intercambiar una serie de datos, por lo tanto es necesario ensayar lo que va a ocurrir en ese instante”. Ante la pregunta acerca del momento más tenso, Aurelio no duda: “El momento crítico es el lanzamiento, hay mucha energía acumulada en el lanzador… Ahí la adrenalina sube un montón”. De hecho, el mayor porcentaje de incidentes se dan durante el despegue del cohete, aunque la empresa Ariane, elegida por ARSAT para el lanzamiento, lleva un invicto de 60 envíos exitosos fuera de la atmósfera.

En relación con las pruebas, Aurelio indica que “hubo una 72 horas antes; otra, 48 horas antes; luego 24, 12 , siete horas antes y, finalmente, habrá chequeos cada hora para verificar que todo esté en orden”. ¿Otro momento de emoción? “Como nosotros somos el centro de control de misión, cuando esté todo chequeado, a la hora definida, desde acá tenenos que dar la luz verde; vamos a decir ‘está todo bien, pueden lanzar’”. Sonríe mientras habla.

Después del despegue, el lanzador comienza a tomar altitud, velocidad y cuando llega al punto de inyección se enciende el satélite y trasmite señal hacia la Tierra, desde 250 Km. sobre el nivel del mar. “Nosotros ahí recibimos datos y tomamos el control”, indica Aurelio, rodeado de su equipo, que no deja de escrutar los monitores ni un instante. Aurelio mira a su alrededor y describe: “Acá, durante el lanzamiento, cada hombre tiene un rol específico. Algunos son los encargados de seguir el procedimiento, enviar comandos al satélite; otros, de recibir los datos. El satélite es un sistema muy complejo y hay una serie de eventos que hay que evaluar todo el tiempo. El operador sigue esa cadena de eventos y el experto se sumerge en el subsistema que tiene a cargo y lo analiza en profundidad”.

Los subsistemas, o funciones específicas, son varios y todos fudamentales. “Está el subsistema térmico, el subsistema eléctrico, el de control de orientación, de computadoras de abordo, de propulsión y de repetidor. Hay gente especializada en cada parte del fucionamiento. Además, en la Estación Terrena está todo redundado, hay, como mínimo, dos posiciones de cada subsistema”.

El sistema completo con el que controla y se “dialoga” con el satélite fue desarrollado por la empresa ARSAT. Es un sistema multiplataforma, que corre sobre cualquier sistema operativo, sea libre o propietario. Está hecho sobre estándares básicos y es, por lo tanto, aplicable a cualquier otro satélite y exportable. Al respecto del desarrollo, Aurelio agrega que “el satélite tiene una vida útil de 15 años y tener nuestro propio código fuente nos posibilita cubrir toda esa vida útil sin sorpresas”.

ARSAT. Estación terrena Benavídez from EXACTAS UBA on Vimeo.

Sala de control de la Estación Terrena Benavídez. El ARSAT-1 será el primer satélite de órbita geoestacionaria llevado al espacio por un país latinoamericano. Y no sólo eso: son ocho los países a nivel mundial capaces de una operación semejante.

El equipo de ingenieros, técnicos y hasta estudiantes de sistemas que ocupan puestos en la sala de control de la Estación Terrena de Benavídez trabajará tiempo completo durante los primeros días. Una vez que el satélite sea liberado por el lanzador y tome autonomía, desde la Estación comenzará el guiado hasta la órbita geoestacionaria definitiva del ARSAT-1, a 3.600 Km. sobre el nivel del mar, hasta “estacionarlo” en la posición orbital de 71 grados, donde operará durante 15 años.

“La primera parte es la más dura, con turnos rotativos que cubren las 24 horas del día. Después, la carga va bajando porque se va conociendo el satélite, se van ajustando las funciones al punto de operación óptimo y ya no hace falta que el equipo completo lo siga las 24 horas”, explica Aurelio. “Los primeros seis meses son los más críticos, donde uno empieza a conocer cómo se comporta en órbita el satélite. Después, cuando es necesario realizar maniobras, por ejemplo, se convoca al encargado de la propulsión”.

Mañana, jueves, subirá la ansiedad en la sala de control de la Estación Terrena hasta picos de puro estrés. Aurelio lo sabe y su equipo también. “No tengo dudas de que hicimos todo para estar perfectamente preparados”, dice manteniendo la sonrisa, de cara a un evento que, de salir como está planeado, marcará un hito en la industria espacial argentina.