Nuevas competencias
Diego Moreno es biólogo de Exactas. Desde antes de recibirse empezó a trabajar en la Fundación Vida Silvestre, organización de la cual hoy es director general. En esta entrevista, afirma que cada vez hay más puestos de gestión para biólogos y sostiene que la carrera debería incorporar ciertos saberes que les faciliten a los estudiantes ocupar este tipo de cargos.
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– ¿Tenías una vocación definida por la biología?
– Yo ya venía medio rumbeado para el lado de las ciencias naturales y cuando estaba terminando el secundario me empecé a vincular con los temas ambientales. Analicé diferentes opciones de carrera, como Agronomía e Ingeniería Forestal y terminé decidiéndome por Biología. Ingresé a la Facultad en el 91 y terminé en el 97.
– Durante la carrera, en algún momento, ¿pensaste en seguir el camino de la investigación?
– Analicé un poco esa opción cuando hice mi tesis de licenciatura. Incluso me habían surgido un par de oportunidades para seguir trabajando en esa línea. Pero lo que más me tentaba era hacer algo un poco más práctico. Y, de hecho, mientras estudiaba, realicé algunos trabajos para Parques Nacionales, para la organización Aves Argentinas y también para Vida Silvestre.
– En esa época, ¿había información en la Facultad para apoyar a los estudiantes que querían dedicarse a algo distinto de la investigación y la docencia?
– No había nada formal implementado por el Departamento, ni por la Facultad, pero sí había inquietudes de parte de un cierto número de estudiantes que estábamos buscando algunas alternativas. Por lo menos en esa época, y creo que ahora sigue siendo bastante parecido, la carrera estaba muy enfocada en la formación de investigadores y todo el resto quedaba supeditado a una búsqueda personal por fuera de la Facultad.
– ¿Creés que se están abriendo nuevos espacios laborales que pueden ser ocupados por biólogos?
– Yo creo que sí. Actualmente, los temas ambientales están mucho más presentes que hace diez años en la agenda política y en el sector privado. Eso genera una demanda creciente de profesionales para ocuparse de estos temas. Lo que veo es que falta mucho trabajo para acercar el conocimiento que se genera en el ámbito académico hacia los encargados de tomar decisiones en el día a día. Está faltando gente que esté informada acerca de estos conocimientos y que los pueda traducir al lenguaje adecuado para que el que toma decisiones los pueda leer, entender y ejecutar.
– ¿Considerás que falta una política de comunicación más decidida que permita posicionar mejor a los biólogos para ocupar puestos de trabajo para los que están preparados?
– Sí, totalmente. Hay muchas posiciones que todavía no están siendo ocupadas por biólogos y, para las cuales, creo que un biólogo sería muy idóneo. En muchas secretarías de ambiente o direcciones de fauna de provincias, hay, por ejemplo, veterinarios. Yo creo que los biólogos estamos mucho mejor preparados para trabajar sobre estos temas. Hay numerosos ámbitos en los cuales los biólogos podríamos tener más injerencia, pero bueno, eso también forma parte de una política más activa para posicionar a los egresados en este tipo de espacios. A esto se le podría sumar la necesidad de una formación complementaria relacionada con la gestión. En los últimos años, estuve interactuando bastante con los ámbitos universitarios y creo que la carrera de Biología ha perdido cierto espacio frente a otras, como Ingeniería Ambiental o Licenciatura en Ciencias Ambientales, que brindan un perfil más cercano a la gestión. Creo que muchos alumnos que están en la búsqueda de algo que no sea sólo la investigación terminan yéndose hacia estas carreras.
– Las ONG, ¿son una de salida laboral para biólogos?
– Sí, pero es un espectro muy chiquito. Vida Silvestre es una de las más grandes que hay en Argentina y somos 45 personas en total, entre las cuales debemos ser 7 u 8 biólogos. Hay muchas organizaciones pero, en general, son pequeñas. De todas maneras las ONG también son ámbitos desde los cuales se pueden generar trabajos de consultoría o de investigación sobre diversas problemáticas. Nosotros muchas veces contratamos biólogos o equipos multidisciplinarios para que lleven a cabo trabajos sobre determinados temas: adaptación al cambio climático en la costa de la Provincia de Buenos Aires; aplicación de la ley de bosques en el norte del país, etc. Muchas veces esos grupos están formados por investigadores que participan en el sistema científico.
– ¿Qué le dirías a un estudiante avanzado de la carrera que está buscando alguna opción diferente de la docencia y la investigación?
– Básicamente, que no se quede quieto, que no se cierre sólo a lo que la Facultad le propone sino que empiece a explorar otros ámbitos. Hay muchas organizaciones, muchos organismos del Estado nacional, de las provincias, donde uno puede acercarse para ver qué es lo que hacen e incluso, a veces, involucrarse como voluntario o con alguna pasantía para hacer algún trabajo puntual. Eso le va a ir dando, no sólo currículum, sino también cierta experiencia y conocimiento de cómo funcionan esos otros ámbitos que son bastante diferentes del sistema científico. Entonces, lo central es que exploren, que salgan a vincularse con otra gente, con otras instituciones, para conocer cuáles son las opciones disponibles y, sobre todo, ver si esas opciones les gustan porque se trata de algo bien diferente a lo que uno ve en la Facultad.