Más allá del laboratorio
Promover y facilitar la inserción laboral de doctores. Ese es el propósito del Programa +VALOR.Doc que lanzó recientemente el CONICET con el apoyo del Ministerio de Ciencia. A partir de una base de datos sencilla, planean aportar recursos humanos altamente calificados a la industria, los servicios y la gestión pública. Santiago Sacerdote, del CONICET, habló con el Cable sobre los detalles de la propuesta.
Es usual que el título máximo de posgrado aparezca residual en la denominación de médicos y abogados. Más allá de las convenciones corporativas, ser doctor es otra cosa. En cuanto a la carrera académica se refiere, el doctorado es un título posterior al título de grado, es el más alto grado de formación. Un licenciado, un ingeniero, y demás, tienen la posibilidad de convertirse en doctores en una disciplina determinada sumando unos cuantos años más de cursada y la aprobación de una tesis que implica investigación. Y son muchos miles los graduados que eligen ese camino y muchos cientos los que se convierten cada año en doctores, la mayor parte apoyados con las tradicionales becas otorgadas por el CONICET.
Al analizar la “producción” actual de doctores de la Argentina, Santiago Sacerdote, vicepresidente de Asuntos Tecnológicos del CONICET, problematiza el asunto: “El CONICET es hoy tres veces más grande que hace ocho años y ese crecimiento estuvo a la par con el aumento en la formación de doctores de todo el país, que llegan a ser unos mil al año. Entonces es lógico preguntarse si el rol de la formación de doctores es estrictamente una necesidad para el propio CONICET o es una política que debe responder a un interés de la sociedad en general”.
La respuesta que postula el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación apunta al segundo término: destinar esos recursos humanos altamente calificados a la estructura productiva, a la educación, a la administración pública, a las áreas de servicios. Así nació el Programa +VALOR.Doc, creado por el Ministerio y con su ejecución a cargo del CONICET. Al respecto, Santiago Sacerdote da detalles y aporta consideraciones.
– En su tradición, los doctorados son, más que nada, parte de la carrera de investigador. ¿Considera que actualmente los doctores están subvalorados fuera del ámbito puramente científico?
– Completamente, por eso uno de los propósitos del Programa +VALOR.Doc es el de revalorizar la figura del doctor en la sociedad. El doctor es una persona que no sólo representa el nivel máximo de formación sino que también se ha ejercitado en una manera de pensar. Más allá de los conocimientos específicos, tiene mucho para aportar en muchos ámbitos. Hay que empezar a instalar que los doctores son un recurso de los más valiosos que tiene el país.
– ¿En qué sectores se espera que se incorporen?
– En las empresas, en las plantas de las universidades, en municipios. Muchas veces, en la gestión pública nacional, provincial o municipal las plantas suelen estar conformadas con recursos humanos no muy formados, entonces los doctores pueden aportar en la mejora de ese tipo de gestión. Ni hablar de que si tienen capacidades específicas en una temática pueden trabajar en políticas de salud, de planificación energética, etcétera. Desde el punto de vista operativo, el Programa trabaja en conectar al doctor y en facilitar su inserción.
– ¿Con qué herramientas cuenta el CONICET para concretar las incorporaciones?
– Estamos trabajando en el canal de inserción. Para eso dimos un paso inicial con la creación de una comisión asesora que tiene el objetivo de involucrar varias instituciones de distintos ámbitos para dar a conocer, compartir, definir y ejecutar el Programa (ver recuadro “La comisión”). Además, para promocionar el interés de contratar doctores, el Ministerio está financiando a través de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica los tres primeros años de la inserción a través de un subsidio. El propósito de este sistema es cubrir parte del salario en forma decreciente, solo por tres años. Hasta el momento, la Agencia tiene una línea específicamente para inserción en las empresas privadas. Se está pensando en una segunda línea para municipios.
– ¿En qué se basa la necesidad de aportar ese tipo de subsidios?
– Es un tema casi de comunicación, tiene que ver con poder ayudar a instalar la idea de que existe la posibilidad de conseguir recursos altamente capacitados. Queremos llegar fuerte hacia adentro del mundo empresario. Si logramos instalarlo, creo que va a haber una demanda creciente.
– ¿Cómo se ejecuta concretamente el Programa?
– Operativamente, el Programa está articulado a través de una página web, es un espacio de interacción entre la demanda y la oferta. Hay un ejercicio previo para con los doctores, que es redactar su CV adaptándolo a la búsqueda de trabajo. Por un lado, la herramienta permite, básicamente, establecer una búsqueda inteligente para que pueda darse con el perfil adecuado, tanto por la formación del doctor como por el tema elegido para su tesis de doctorado, su especialidad. Desde el punto de vista de las empresas, pueden bucear la base o colocar una búsqueda.
– ¿La herramienta es de uso libre?
– Sí. Las empresas deben hacer una declaración comprometiéndose, en caso de que contraten a un doctor, a informar cuál es la vida de esa relación, si la persona se insertó, si permaneció, si cerró la oferta laboral. El candidato, si quiere subirse al Programa, deberá ingresar al sistema, manifestar su interés y va a obtener una clave para cargar los datos en la base. Después se hará un chequeo final sobre su condición de doctor con cada Universidad. También está abierto a aquellos doctores que nunca han pasado por CONICET e, incluso, para los que están en la carrera de investigador.
– Ante la posibilidad saltar del sistema científico al mundo laboral, estimo que puede pesar negativamente el tema de la estabilidad. ¿Lo considera un factor que reste postulantes?
– En el resto del mundo no existe la estabilidad laboral. La estabilidad laboral que te da el rol de investigador en la Argentina es un caso particular. Muchos sistemas de ciencia y tecnología trabajan con financiamiento a investigadores por plazos determinados, el caso de la estabilidad no tendría que ser visto como algo dado sino como algo extraordinario. Creo que el doctorado no debería ser considerado como el camino “a ver si logro esa frutilla que es la estabilidad”. Lo más común, a nivel internacional, es una realidad donde los recursos humanos compiten por posiciones. No creo que nadie deba tener miedo, si sos doctor vas a tener más posibilidades de crecer en cualquier ámbito. Además, también está el caso de aquellas personas que son estudiantes de doctorado pero van descubriendo que no tienen vocación científica. Es común que se vean dislocaciones entre el doctor y la carrera de investigador.
– Del otro lado del mostrador, digamos, también puede haber ciertas resistencias. Me imagino, por ejemplo, en esos ámbitos que usted mencionaba, con personal no muy formado.
– Cuando tenés un doctor que se inserta en una PyME, por ejemplo, es probable que sea el tipo más capacitado de la empresa, incluso más que el dueño. Eso puede romper un poco la lógica de la empresa y tiene que contar con la confianza de los responsables, porque esa persona no viene a desarrollar investigación sino que viene a mejorar el nivel de la empresa. A partir de ese tipo de situaciones, el Programa tiene que ir ganando experiencia para poder asistir a los que realizan búsquedas. Lo que tienen que comprender es que estos recursos humanos pueden generar impacto, mejorar la calidad de gestión y favorecer la articulación público-privada. El éxito del programa podría hacer replantear los volúmenes de doctores que se forman.
– En caso de advertir la necesidad de plantear cambios en la formación de los doctores, de generar políticas a partir de la experiencia, ¿cómo se podría implementar?
– Los programas de doctorados son de las universidades, no son del CONICET, lo que hace el CONICET es financiar esos doctorados. Si este programa empieza a disparar variantes al respecto, va a ser necesario generar un ámbito de discusión para establecer qué es lo que se le está pidiendo el sector y cómo se están formando determinados tipos de doctores. Ya está planteado el debate, hay muchos programas curriculares de doctorado que están dando su propio espacio de diagnóstico y de reformulación de planes pero, técnicamente, también tiene que ver con los objetivos del Plan Nacional de Ciencia y Tecnología. Entonces, a partir de esa instancia empiezan a aparecer demandas del Estado en relación con la formación de sus propios recursos humanos. El Programa +VALOR.Doc consiste en un formato de alta visibilidad, de articulación entre muchos actores. Esto no es un tema del CONICET, integra a todo el país y, hasta el momento, la invitación a trabajar al respecto fue muy bien aceptada por todas las instituciones. Es esperable que ese apoyo se continúe y se profundice.
La comisión
El Programa +VALOR.Doc cuenta con una comisión asesora integrada por instituciones y organismos referentes del sector productivo, de servicios, de la gestión pública, de la educación universitaria y del sector social. Participan la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS), la Subsecretaría de Relaciones Sanitarias e Investigación del Ministerio de Salud, el Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP), la Unión Industrial Argentina (UIA), la Dirección Nacional Asistente de Relaciones Institucionales del INTA, la Gerencia de Desarrollo INTI. También la Secretaría de Políticas Universitarias, la Federación Argentina de Municipios (FAM), el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), el Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR), la Subsecretaría de Gestión y Empleo Público, la Cámara Argentina de Comercio, y la Secretaría de Empleo del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
La entrada a +VALOR.Doc
Para los doctores que se postulen y las empresas que requieran recursos humanos, el camino lleva al mismo sitio: www.masVALORDoc.conicet.gov.ar