La base está
El Ministerio de Ciencia presentó el registro CVar, una aplicación digital que permite unificar y sistematizar los antecedentes académicos y laborales de todos los científicos y tecnólogos del país. La iniciativa facilita el acceso de los investigadores a convocatorias institucionales y reunirá información clave para la toma de decisiones del Estado.
Partamos de una situación hipotética pero nada infrecuente. Un científico argentino puede ser, a la vez, investigador del Conicet, profesor de Exactas, formar parte del Programa de Incentivos para Docentes Investigadores, ser evaluador de la Coneau y, además, solicitar subsidios a la Agencia. Hasta el momento, cada una de esas instituciones le exigía, a este científico, un currículum actualizado con un formato distinto, lo que implicaba una pesada carga burocrática que provocaba una enorme pérdida de tiempo. “Con la implementación de esta nueva aplicación, el investigador lo único que tendrá que hacer es mantener actualizado su currículum y cada programa u organismo tomará de una base de datos única la información que necesita para realizar su evaluación. De esta manera disminuirán sensiblemente las horas dedicadas al trabajo administrativo”, explica con entusiasmo Alejandro Ceccatto secretario de Articulación Científico Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT).
El funcionario hace referencia a la puesta en marcha del registro CVar, una aplicación digital que permitirá unificar y sistematizar los antecedentes laborales y académicos de investigadores, tecnólogos, becarios y personal de apoyo de todas las instituciones científicas del país.
Pero la implementación del registro CVar va mucho más allá de ser una herramienta para facilitar el trabajo de los científicos. Desde el punto de vista estructural constituye un instrumento que permitirá enfrentar la fragmentación institucional, un problema histórico que conspira contra la utilización plena del potencial del sistema científico tecnológico en la resolución de problemáticas públicas. “Las características de esta base de datos permitirá realizar todo tipo de búsquedas de información. Por ejemplo, podés averiguar cuántos doctores en Física tenemos en el país; o cuántos investigadores trabajan en materia condensada o en microbiología. Hoy el Estado no cuenta con ese tipo de información que es clave para poder llevar a cabo una planificación adecuada de la política científica del país”, señala Ceccatto.
La necesidad de contar con un registro unificado para el conjunto del sistema científico y tecnológico nacional es una demanda histórica. De allí que, a partir de 1998, se llevaron a cabo dos intentos en esa dirección pero ambos fracasaron. Con esos antecedentes a cuestas, el desafío fue retomado, a partir de la creación del MINCyT, por el área a cargo de Ceccatto, particularmente la Subsecretaría de Evaluación Institucional encabezada por Cristina Cambiaggio. “Nosotros no partimos de cero, partimos de menos 10 porque tuvimos que vencer el escepticismo de mucha gente fruto de los fallos previos”, afirma Ceccatto y sigue, “la clave es que el registro debe ser aceptado por toda la comunidad porque de lo contrario no sirve”.
Para avanzar sobre seguro lo primero que se hizo en 2008 fue convocar a representantes de las 19 instituciones que debían ser los principales usuarios del registro para que validaran el diseño curricular de la base, es decir, para que expresaran si el formulario de carga de datos contaba con los campos necesarios como para que les resultara útil a cada una de ellas. Luego se les pidió a las máximas autoridades de cada organismo que dejaran asentado por escrito la aceptación de este diseño.
El segundo paso fue el diseño del aplicativo. Una tarea sumamente compleja porque se optó por una base de datos mayormente estructurada, en la cual muchos campos se llenan a partir de la elección de las opciones que aparecen listadas en ventanas desplegables. De esta manera, a diferencia de lo que ocurre cuando la carga es libre, se facilita la interoperabilidad de las bases y se pueden lograr búsquedas confiables y variadas.
Finalmente el desarrollo informático fue encargado a un grupo del Conicet que ya había implementado el sistema de gestión interna que ese organismo utiliza para el proceso de evaluación de su personal y que, además, viene sirviendo de base para desarrollos similares que se están llevando a cabo en la UBA, la UNLP y la UNC, entre otras. De esta manera se aseguraron la continuidad en el soporte y la compatibilidad entre los sistemas.
Así, luego de tres años de trabajo, y con dos pruebas piloto exitosas, el CVar se lanzó hacia fines de septiembre con una carga inicial de alrededor de catorce mil currículum mayormente de investigadores del Conicet y de la UBA. “Nosotros estamos migrando la información desde las distintas bases de datos existentes de manera de ahorrarles trabajo a los investigadores pero, de todas maneras, apelamos a su buena voluntad para que chequeen los datos, los actualicen o los corrijan de ser necesario”, solicita el funcionario.
Desde el MINCyT aseguran que a lo largo del próximo año ya se habrá incorporado masivamente al conjunto del sistema y entonces el CVar estará plenamente operativo.
“Yo tengo el gran privilegio, como funcionario, de estar haciendo cosas que como investigador pedí muchas veces y nunca se habían podido concretar”, concluye Ceccatto con honesto orgullo.