Un hacker espacial
El miércoles 29 de mayo dio una charla abierta Emiliano Kargieman, fundador y CEO de Satellogic, la empresa que desarrolló el nano satélite “Capitán Beto”, el primero de plataforma abierta enteramente nacional. Contó su relación con la tecnología y el nacimiento y desarrollo de un emprendimiento que está actualmente orbitando el planeta.
Las primeras imágenes proyectadas en la pantalla no fueron las tradicionales para el ámbito académico, una sucesión de caracterizadas banderas piratas. Calavera y dos tibias cruzadas; calavera y dos sables cruzados; figura humana con un reloj de arena en una mano y una daga en la otra. El conferencista no parecía un filibustero, vestía con camisa, jeans y se dirigía amablemente al público del Aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Después de ahondar en su admiración por los piratas y destacar su organización democrática y su estructura jerárquica basada en el mérito, se detuvo en la última de las banderas: una calavera con dos tibias y la particularidad de que un parche cubría el ojo derecho del cráneo pelado. Emiliano Kargieman postuló en ese momento el acertijo que develaría al final de la charla. “¿Ustedes saben por qué los piratas usaban un parche en un ojo? ¿Todos, acaso, habían tenido la mala suerte de perder un ojo en algún espadeo?” El quid –como se dice– de la charla estaba en el detalle del parche. Más tarde, la audiencia se enteraría del remate y le sería posible hacer una relectura de todo lo que se había oído. Mientras tanto, Kargieman, de 36 años, contaba su experiencia tan precoz como sorprendente, que nada tenía que ver con el mar. Sí con el espacio.
A los 19 años desarrolló su primer emprendimiento de software después de cursar unas pocas materias de la carrera de Matemática de Exactas. Además de pocas, serían las últimas. Más que estudiar sistemáticamente, más que nada, le interesaba la tecnología, el software, programar. Junto a un grupo de compañeros de la breve cursada fundó Core Security Technologies, una empresa de seguridad informática que actualmente tiene sede en Boston y reúne más de 200 empleados. Kargieman desarrolló para su empresa el primer software automatizado de test de penetración, que sería algo así como un hacker automático para poner a prueba sistemas. Un barco pirata con el abordaje en modo prueba. En la charla, este joven empresario innovador aseguró que su progreso en el negocio tecnológico está basado en el espíritu de tomar artefactos tecnológicos y hacerlos hacer cosas para las cuáles no están programados originalmente (en su charla TEDx Río de la Plata cuenta su experiencia con un teléfono público en la década del 90). Al respecto, recordó como primer caso la computadora que le regalaron sus padres a los nueve años; no toleraba que los juegos le ofrecieran tres vidas antes de perder y volver a nivel cero. A los pocos meses, lo resolvió metiendo mano en la programación del juego. ¿Qué más lo impulsó? El designio pirata (de capitán pirata, digamos) de trabajar en un entorno sin jefes y meritocrático. Dejó la empresa –ya convertida en una de las más importantes en el rubro seguridad– para aventurarse del otro lado del mostrador y dedicarse a localizar e invertir en proyectos tecnológicos con potencial. Se aburrió y, al poco tiempo, le dieron ganas de hacer algo él mismo.
Kargieman contó a la audiencia que pasar una temporada en el parque industrial que la NASA tiene en California lo inspiró para cambiar su rumbo. Ahí se encontró con el escenario real de la tecnología espacial. Los vetustos módulos, lo monitores de fósforo verde, le permitieron advertir que era una industria conservadora: por los costos, el nivel de error admisible es tendiente a cero, por lo tanto se apuesta a tecnología probada y esto significa llevar al espacio desarrollos de más de 10 años. A Kargieman lo sedujo la contracara de esa realidad, la posibilidad de poner en órbita satélites pequeños con tecnología similar a la de un smarthphone (conste que diez años atrás no había smarthphones). Inmediatamente después de su estadía en la NASA, creó la empresa Satellogic y ese mismo 2010 empezó a cranear el producto que se convirtió en noticia en abril de este año: el Capitán Beto, el primer nano satélite argentino de código abierto. Si bien poner en órbita el satélite incluyó desarrollar software, hardware, conseguir financiación, obtener permisos, hacer decenas de pruebas y, finalmente, subirlo a un cohete lanzador (en este caso, en China), Kargieman repitió en la charla, sin despeinarse, que es posible que usted, lector, arme un nano satélite en su garage. El Capitán Beto es un cubo de dos kilos cuya plataforma tecnológica fue financiada en parte por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. Desde abril está en órbita, con el propósito de demostrar que la tecnología que lleva puesta funciona correctamente. Para Kargieman, esta tecnología pone el espacio al alcance de la mano de la gente. Usa la palabra “gente” muchas veces, cree que el asunto del garage es posible. Obviando la prueba de componentes y la puesta en el espacio (que insume una gran inversión), repite que cualquier persona puede acceder a los planos y a la programación del Capitán Beto para armar su propio nano satélite a gusto e piaccere. Kargieman tituló su charla “Hackear el espacio” y su teoría del desarrollo que le espera a la tecnología espacial está centrada en el hecho de que los particulares se apropien de esa tecnología, la den vuelta, la hagan hacer lo que se les antoje, como él hacía con la Texas Instrument en los años 80. Para él, ahí arranca la verdadera carrera espacial.
Al final de una charla llena de tecnología y sus problemas mundanos, Kargieman se puso serio, casi melanco, y mostró la conocida foto llamada “Un punto azul pálido”, aquel retrato de la Tierra que hizo la sonda Voyager en 1990. Recordó a Carl Sagan poniendo de manifiesto la idea de que vivimos “en una partícula de polvo suspendida en un rayo de sol” y, apelando a poner en perspectiva nuestra realidad, cerró: “A mí me gusta pensar en esta imagen y en esta idea. Espero que se pongan el parche en el ojo y me acompañen a conquistar el espacio”. ¿Y el acertijo del parche? Fue revelado por Kargieman, claro, pero no lo vamos a repetir en estas líneas. No es de buen gusto contar los remates.
Los secretos del Capitán Beto
Aquellos que tengan ganas de conocer los detalles del satélite Capitán Beto, tienen la posibilidad de acompañar el «diario” del proyecto y descubrir los pormenores de su desarrollo y construcción a través del blog de tumblr Cubebag-1.