Mural a 40 años del Golpe

Heridas en la pared

El dictamen del jurado del concurso por un mural en conmemoración del golpe de 1976 dio como ganador al artista tucumano Ramiro Clemente, residente en Barcelona, quien presentó una propuesta que consiste en rasgar la pared con marcas que representen los 2817 días que duró el gobierno militar. Clemente intervino en el certamen con el bagaje de su propia historia; su madre, desaparecida, es una de las víctimas de la dictadura.

17 Mar 2016 POR

El boceto de Ramiro Clemente propuso una obra con el nombre “2817”, que es la cantidad de días que duró la última dictadura, iniciada tras el golpe de Estado cívico militar de 1976. La idea era rasgar la pared de concreto con la misma cantidad de marcas como de días, en atados tachados, tal como el imaginario colectivo asigna al registro del paso del tiempo por parte de los presos. El jurado seleccionó la propuesta de Clemente como ganadora, indicando, en parte del dictamen, que las marcas definen “una tensión que exige al observador a agudizar su mirada. La piel de la pared, herida, rasgada por el autor de la obra, intercede en la percepción del público y crea un clima que propone interrogantes y lo invitan a cuestionarse acerca de lo que está observando. No es un respuesta sobre la memoria de aquellos tiempos de dictadura, es una pregunta”.

El Cable habló con Clemente, tucumano de nacimiento y residente en Barcelona. Ya dispuesto a viajar a Buenos Aires, cuenta que desde su paso por la Facultad de Arte de la Universidad Nacional de Tucumán viene trabajando la idea de la expresión artística como huella. “Cuando el mundo se reduce a los muros del secuestro, el dibujo de una marca se transforma en la huella de una existencia. Un acto de desobediencia. El dibujo es un relato que nos explica el mundo: ‘Disposición final’, dibuja el represor en la planilla. ‘Un día más’, dibuja el secuestrado en la pared”, de ahí parte Clemente para “2817”, su proyecto de obra que comenzará a ejecutar

-¿Cómo es tu actividad habitual como artista?

– Yo trabajo más que nada como ilustrador editorial, de libros, como fotógrafo. Siempre tuve una riña entre la cuestión más evidente del arte y la más conceptual. Trabajo mucho con la figura humana y cuando hago arte conceptual eso desaparece, lo obvio desaparece, y a veces tengo que ilustrar textos y lucho entre lo que tiene que mostrarse claramente y lo que quiero esconder. Lo que prefiero y deseo es poder decir todo lo que quiero con la cantidad mínima de recursos.

-¿Cómo explicás tu propuesta “2817”?

Es una herida, es un tajo. Tiene que ver con un trabajo de conceptualización. La cuestión de la herida creo que define más que nada lo que significa la herida. Es una tortura a la pared, a la piel de la Facultad, como dice el Jurado del concurso. Y quizás esa “tortura” se vincula con la tortura que recibieron en sus cuerpos muchas de las personas incluidas en el mural que está arriba (NdeR: se refiere al mural con los nombres de las víctimas del terrorismo de Estado, que se encuentra en la parte superior a la pared asignada para efectuar la obra). El mural está pensado para ese muro en ese lugar, en esa Facultad. La idea es no solo trabajar para un espacio particular sino transformar un espacio en un lugar que tenga relación física y subjetiva, histórica, sentimental, política con el lugar, es un entramado discursivo. Quería que eso quedase como una parte misma de la historia del edificio. Quisiera que ese muro no se pintara, no se reparara, no se barnizara la madera de la baranda, que las marcas envejezcan con el muro. Me interesa que el tiempo, que es lo que estaré trabajando con cada marca, aparezca, y la única forma que aparezca es con tiempo.

-¿Vos ya tenías la obra en algún nivel de elaboración cuando te enteraste del concurso?

-Algo así. La convocatoria terminó de cerrar el círculo, de atar cabos incluso con mi historia personal. Fue el pretexto para seguir con una de las líneas que venía trabajando, que es la de la huella, y definir a partir de esa línea distintos elementos como el muro, el dibujo, las ausencias.

-¿Cómo se vincula con tu historia personal?

-Mi madre es una desaparecida, víctima de la dictadura y digamos que, aunque nunca estuve políticamente muy involucrado ni fui muy activo, a partir de entrar en la Facultad empecé a relacionar mi historia personal con la historia argentina y encontré en el arte una herramienta que podía posicionarme al respecto, hablar de alguna manera de mí.

-¿Pudiste plasmar alguna otra obra relativa a este tema que involucra necesariamente tu historia familiar?

-Es la primera de forma tan directa, la primera que abordo Memoria, Verdad y Justicia, y los desparecidos en particular. Un lazo tan directo con mi historia, es la primera vez. No hubo otro proyecto con el que me sintiera tan enlazado.

 

Propuesta de mención para obra “MVJ”  del artista Lino Divas

El jurado del concurso “Un mural por la Memoria, la Verdad y la Justicia” estuvo integrado por Silvina Ponce Dawson y Alberto R. Kornblihtt (representantes del claustro de profesores), Patricia Saragüeta (representante del claustro de graduados), Ezequiel Galpern (representante del claustro de alumnos), Andrea Peralta (representante de los nodocentes), Nora Hochbaum (directora del Parque de la Memoria) y Fabián Trigo (artista plástico). Se evaluaron un total de 50 bocetos y, además de seleccionar al ganador, surgió la propuesta de entregar una mención especial y ofrecer una pared para plasmar su trabajo al artista Lino Divas, quien presentó la obra “MVJ”.