Granizo en la Ciudad y alrededores

Durante la mañana y  tarde de ayer estaba vigente un pronóstico de precipitaciones que nos hizo cargar el paraguas durante todo el día en la ciudad de Buenos Aires, pero la precipitación se expresó de una forma  atípica sobre el sur de la ciudad y el área metropolitana adyacente. Esta expresión fue en precipitación sólida… Ver artículo

24 Jun 2014 POR

Durante la mañana y  tarde de ayer estaba vigente un pronóstico de precipitaciones que nos hizo cargar el paraguas durante todo el día en la ciudad de Buenos Aires, pero la precipitación se expresó de una forma  atípica sobre el sur de la ciudad y el área metropolitana adyacente. Esta expresión fue en precipitación sólida del tipo de granizo, con algunos registros de hasta 2 cm de diámetro. Si bien fueron tormentas muy localizadas, las mismas se iniciaron hacia el sudoeste de la ciudad de Mercedes en la provincia de Buenos Aires y avanzaron hacia el este, generando precipitaciones a su paso.

Las tormentas que produjeron el granizo en este caso se denominan superceldas y se caracterizan por ser altamente eficientes para la formación de eventos severos. Este tipo de tormentas presenta zonas de ascenso sumamente intensas que permiten la permanencia de las gotas y partículas de hielo en la nube en tiempos prolongados. Estos tiempos superan algunas veces las dos horas. A mayor tiempo de permanencia suspendido en la nube, es posible un mayor crecimiento de las partículas de hielo alcanzando algunas veces tamaños que pueden superar una pelota de tenis o mayores. Estas tormentas son altamente dañinas dada su fuerte zona de aire ascendente y en algunas ocasiones capaces de generar también vientos intensos y hasta incluso tornados.

Si bien el invierno no es una época donde las tormentas sean frecuentes, una tormenta inolvidable para los porteños fue la del 26 de julio de 2006 donde granizo de gran tamaño azotó la región dejando innumerables parabrisas y ventanas rotas. Al respecto, podemos preguntarnos cuáles son los elementos esenciales para la formación de tormentas. Son varios: vapor de agua en las capas bajas de la atmósfera, velocidades de ascenso que ayuden a la condensación del vapor de agua y -en casos como el de ayer, en particular- se le suma la variación del viento con la altura, que es un elemento esencial en la formación de las superceldas. Como ayer las condiciones no eran muy favorables para el desarrollo de tormentas en áreas extentidas, se desarrollaron tormentas en áreas localizadas, donde la humedad se encontraba disponible. El invierno puede ser una época más transitada por situaciones de frío y estabilidad de la atmósfera pero, en ocasiones, los elementos capaces de formar tormentas se combinan y pueden generar algunas como las de ayer mostrando que no todo está escrito para la atmósfera.

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