Todo se vuelve borroso

Continuando con este período de días con poca actividad meteorológica, desde el fin de semana pasado la niebla y la neblina fueron el evento meteorológico más destacado de las mañanas sobre gran parte centro y norte del país, incluyendo a la Ciudad de Buenos Aires y a sus alrededores. Como es habitual cuando los bancos… Ver artículo

Continuando con este período de días con poca actividad meteorológica, desde el fin de semana pasado la niebla y la neblina fueron el evento meteorológico más destacado de las mañanas sobre gran parte centro y norte del país, incluyendo a la Ciudad de Buenos Aires y a sus alrededores. Como es habitual cuando los bancos de niebla son lo suficientemente densos, estos eventos trajeron aparejadas complicaciones en el tránsito e incluso la cancelación de vuelos en los aeropuertos de Aeroparque y Ezeiza. Este es un fenómeno bastante típico en nuestro país, y en particular en la Pampa Húmeda, durante esta época del año. La niebla en nuestra región se producen por varios  mecanismos que pueden actuar en forma aislada, o bien combinarse entre sí.  En este caso particular, las nieblas que observamos en las madrugadas y mañanas se producen principalmente por la combinación de varios factores.

Por un lado, tenemos una masa de aire con cierto contenido de humedad proveniente del noreste Argentino y del océano Atlántico, que circulan hacia la franja central del país. Al mismo tiempo, el enfriamiento de la superficie terrestre durante las horas nocturnas posibilita que el aire cercano a la superficie se enfríe y, en consecuencia, se sature de humedad, haciendo que  condense el vapor de agua en pequeñas gotitas en suspensión que dan lugar a la niebla. El hecho de que en esta época del año las noches sean más largas que en el verano permite que este proceso de enfriamiento nocturno («enfriamiento radiativo», en su denominación técnica) sea muy eficaz en la saturación del aire cerca de la superficie.  Otro ingrediente importante que contribuye a la formación de la niebla es el escaso viento reinante en estos días, asociado con el dominio anticiclónico la ya tratado en este blog. Este factor impide que el aire saturado cerca de la superficie pueda mezclarse con aire más seco de niveles más altos de la atmósfera y, en consecuencia, ayuda a afianzar la niebla permitiendo que la misma vaya ganando espesor con el correr de las horas.  A esto debemos agregar también el hecho de que los suelos se encuentran relativamente húmedos gracias a los grandes volúmenes de lluvia caídos en los últimos meses en la región, lo cual también provee al aire de la humedad necesaria para condensar en las horas nocturnas. Como podemos ver, todos estos procesos actúan en forma combinada para producir todas las mañanas estos bancos de nieblas sumamente densos y, por ende, bastante persistentes en  las horas matutinas, que perduran por varias horas luego del amanecer.

Una vez que amanece, los débiles rayos solares comienzan lentamente a calentar la superficie, lo que ayuda a elevar de a poco las temperaturas y, consecuentemente, a disminuir la humedad. Como resultado, la niebla comienza a disiparse, primero cerca de la superficie y luego en sus capas más altas, quedando finalmente una capa de nubes bajas. En casos donde la niebla es particularmente densa, el calentamiento diurno puede no ser suficiente para disiparla completamente, en cuyo caso la niebla o bien la nubosidad baja asociada puede persistir a lo largo de todo el día haciendo que el sol brille por su ausencia.

En los próximos días se espera que las condiciones favorables para niebla continúen sobre nuestra región, dado que el patrón de circulación general no se va a modificar significativamente. Con todo, es posible que en algunas mañanas, especialmente en la del jueves, el fenómeno de niebla no sea tan intenso. Sin embargo, debido a que una masa de aire relativamente húmedo continuará dominando la situación, es de esperar que los amaneceres sean particularmente borrosos.