Relaciones peligrosas
Un estudio reciente señala que, en el ámbito de la salud y las ciencias biomédicas, la agenda de las grandes firmas privadas y de las instituciones académicas líderes se encuentran entrelazadas. Su contenido prioriza trabajos vinculados con la intervención farmacológica por sobre el estudio de los factores socioambientales que influyen en la aparición de las dolencias. También predominan las temáticas relacionadas con el cáncer y las afecciones cardiovasculares mientras que resultan marginadas las enfermedades infecciosas.
La influencia de las corporaciones sobre la investigación científica es un tema recurrente que genera enconadas controversias. En el caso específico de la investigación biomédica, existe un acuerdo más unánime sobre el impacto que el patrocinio de la industria farmacéutica y los conflictos de interés generan en los resultados de las investigaciones y en el distanciamiento de las agendas de investigación respecto de las prioridades de la salud pública.
La mayoría de los estudios sobre esta temática realizados hasta ahora se basaban en análisis particulares de las conexiones directas entre instituciones académicas y empresas, y no podían evitar el sesgo derivado de las creencias personales de los investigadores. “Esos trabajos tenían la característica de ser, más bien, estudios de casos. Tenían un tenor cualitativo ya que se basaban en entrevistas realizadas a los actores involucrados. Nosotros queríamos desarrollar alguna metodología que nos permitiera realizar un análisis cuantitativo y más general de toda esta problemática”, explica Mercedes García Carrillo, investigadora del Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (iB3) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Con ese objetivo, investigadoras e investigadores de diferentes instituciones y disciplinas (biólogos, economistas, politólogos, lingüistas) conformaron un grupo que se abocó a determinar actores claves y contenidos de la agenda de investigación predominante en salud y ciencias biomédicas (HBMS). Para llevar a cabo esa indagación se valieron de un análisis bibliométrico y léxico de 95.415 artículos científicos publicados entre 1999 y 2018 en las revistas de mayor factor de impacto internacional, utilizando la base de datos Web of Science y la plataforma CorText.
“Este método de trabajo nos permitió, con herramientas de big data y de minería de datos, reconstruir la agenda efectiva, es decir, lo que concretamente se había publicado a lo largo de 20 años y analizar directamente los resultados, más allá de la subjetividad de los actores involucrados. Además, dividimos ese período en dos segmentos de 10 años para observar si hubo diferencias entre ambos”, detalla Federico Testoni, integrante del Instituto de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
En el trabajo, la red de instituciones predominantes en HBMS aparece representada mediante mapas en los que se muestran las 200 principales afiliaciones de investigación en HBMS, entre 1999 y 2018, surgidas según la frecuencia de coautorías en las revistas seleccionadas (ver gráfico abajo). En tanto, el contenido de la agenda de investigación fue representado mediante mapas a partir de la frecuencia de aparición de multitérminos prevalentes (por ejemplo: “anticuerpo monoclonal”, “interferencia de ARN”, «crecimiento tumoral”, etcétera) que aparecen asociados en los títulos, palabras claves, y resúmenes de los artículos.
Este enfoque les permitió, además, examinar tres cuestiones: en primer lugar, si las empresas privadas participan en la red predominante de organizaciones de investigación del HBMS; en segunda instancia, si la agenda de investigación de HBMS predominante implica el estudio de una diversidad de enfermedades, o si existe una inclinación hacia enfermedades específicas, y, por último, si la agenda de investigación predominante de HBMS involucra o no una pluralidad de temas y metodologías de investigación.
El resultado de este exhaustivo trabajo, recientemente publicado en PLOS ONE, lleva la firma de Matías Blaustein, Marc-André Gagnon y Cecilia Rikap, además de Testoni y de García Carrillo.
Enredados
La investigación realizada encontró que la red predominante de organizaciones de investigación de HBMS está dirigida tanto por destacadas instituciones académicas de investigación como por grandes corporaciones farmacéuticas. Esto significa que estas empresas se encuentran entre las 200 principales organizaciones que aparecen más frecuentemente como coautoras en el corpus de las 30 revistas seleccionadas.
En concreto, para el primer período analizado (1999-2008), las transnacionales farmacéuticas que integran ese lote son: Roche, Merck, Novartis, AstraZeneca y GlaxoSmithKline. Mientras que en el segundo segmento (2009-2018) Merck y AstraZeneca desaparecen de la red y surgen Pfizer y Amgen.
Pero además, en la comparación entre ambas décadas, se observa que, en la segunda, las grandes compañías farmacéuticas incrementaron las conexiones con otras instituciones de la red -de 15 enlaces directos totales a 32- desarrollando una creciente capacidad para condicionar la agenda de investigación predominante de HBMS.
“La gran novedad de este trabajo es la posibilidad de plasmar cómo se cristaliza esta influencia en mapas donde vos podés ver todas estas ligazones entre Roche, Pfizer o AstraZeneca con instituciones académicas públicas y privadas, en su propio país, en otros países o incluso en otros continentes. Además, encontramos que esas conexiones han aumentado llamativamente en los segundos diez años. Es decir, esa influencia es cada vez más fuerte”, señala Matías Blaustein, investigador del CONICET e integrante del iB3 de Exactas UBA.
Y agrega: “Nuestra investigación expone cómo se va profundizando esa influencia corporativa y cómo las patas privadas influyen cada vez más en la investigación en HBMS tanto privada como pública. Y hay que tener en cuenta que este trabajo solo analiza la influencia en términos de coautoría y deja de lado mecanismos más obvios como el financiamiento directo de las investigaciones”.
Con la cancha inclinada
A la hora de evaluar los temas dominantes en la agenda de investigación en HSCM, el trabajo destaca que hasta un 40% de los multitérminos más frecuentes derivados de las publicaciones analizadas están relacionados con categorías generales vinculadas a niveles moleculares y celulares como “proteína quinasa”, “anticuerpo monoclonal”, “interferencia de ARN”, “receptor del factor de crecimiento epidérmico”.
“Este enfoque basado primordialmente en multitérminos relacionados con la biología molecular, nos lleva a pensar que estamos en presencia de un abordaje más bien reduccionista en donde se reduce la complejidad de la salud y la enfermedad al universo de las moléculas, los genes y las células dejando de lado todo lo que está asociado con el análisis de las causas sociales o ambientales responsables del origen o la evolución de la enfermedad”, precisa Blaustein.
Por su parte, García Carrillo profundiza: “Y no es que no vemos términos como ‘potabilización de agua’ o ‘cambio climático’; ni siquiera registramos, en los lugares más importantes, la asociación de términos como ‘cáncer de colon – dieta’ o ‘enfermedad cardiovascular – ejercicio físico’. Evidentemente la agenda parece estar centrada en el tratamiento de las enfermedades a partir de intervenciones específicamente farmacológicas que priorizan el uso de medicamentos novedosos”.
Al mismo tiempo, el análisis pone de manifiesto una marcada preponderancia hacia la investigación del conjunto de enfermedades que reciben la denominación de cáncer, que reúne casi el 15% de los términos múltiples más frecuentes, y de las afecciones cardiovasculares que alcanzan el 8% del total de los multitérminos.
En principio, uno podría suponer que dado que el cáncer y las enfermedades cardiovasculares se encuentran entre las diez principales causas de muerte en todo el mundo, era esperable su posición dominante. Lo que resulta llamativo es que otras causas de muerte altamente prevalentes, como las enfermedades respiratorias, diarreicas e infecciosas, prácticamente no aparecen en esa agenda.
“Ese tipo de enfermedades son tan o casi tan prevalentes como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, pero están asociadas a los países más pobres, a los sectores más pobres de los países ricos, o están vinculadas con cuestiones socioambientales no resueltas en muchas naciones. Tal vez eso tenga algo que ver con el hecho de que ese tipo de multitérminos estén marginados, por debajo del uno por ciento”, reflexiona Blaustein.
En el texto del artículo, las autoras y los autores remarcan que el hecho de que los resultados revelen una creciente prevalencia de cáncer en la agenda de investigación predominante del HBMS no debería causar sorpresa dado que “las grandes corporaciones farmacéuticas anunciaron un cambio hacia enfermedades más rentables como el cáncer hace unos diez años”. Y completan: “El mercado de medicamentos contra el cáncer es muy rentable, incluso para medicamentos que representan poco o ningún valor terapéutico adicional para la población”.
“La realidad es que no estamos diciendo nada que vaya a contramano de cierto sentido común, pero era necesario bajarlo a tierra, mostrarlo con datos contundentes, basados en un análisis cuantitativo sobre miles de papers. No es lo mismo decir con un discurso panfletario ‘la ciencia es esto’, ‘las grandes empresas lo otro’, que mostrar de la manera más objetiva posible, elementos que indican que las grandes corporaciones tienen ciertos intereses y que, por lo tanto, financian y a la vez influyen a través de coautorías, para que se lleven adelante investigaciones sobre ciertos temas y con determinados enfoques”, sostiene Blaustein.
De norte a sur
Otro aspecto que pone de manifiesto el trabajo es la distribución geopolítica de la red de conocimiento predominante de HBMS donde, como podía esperarse, predominan los países desarrollados y las regiones líderes. Así, para la segunda década analizada, Estados Unidos (36%), Reino Unido (11%), Alemania (10%) y Francia (6%) concentran más del 60% del total de instituciones de esa red. Otros 25 países están representados en el mapa (entre ellos Australia, China, Japón e Israel), pero con una participación marginal.
Por otro lado, el ranking de instituciones por frecuencia de publicaciones presenta, en los diez primeros lugares, siete establecimientos de los Estados Unidos: Harvard (1), Universidad de California (2), Universidad de Texas (4), Universidad de Washington (5), Standford (6), National Institutes of Health (7), Universidad Johns Hopkins (8). Dos del Reino Unido: Universidad de Londres (3) y Universidad de Oxford (9). Y uno de Alemania: Sociedad Max Planck (10).
Por supuesto que este trabajo no agota la temática sino que deja cuestiones pendientes para abordar. “Una pregunta que se abre es si esta agenda de investigación global dominada por las instituciones de los países centrales afecta o no las agendas de investigación locales. En concreto, ¿influye o no en los temas de investigación que promueve el CONICET? ¿Se repiten los mismos tópicos o hay un cierto margen de autonomía?”, lanza García Carrillo con suspicacia.
Los interrogantes están planteados. Para conocer las respuestas habrá que esperar a la publicación de la segunda parte de esta investigación, que ya está en marcha.