Comportamiento

Sexo con público

A la hora de elegir su pareja, ellas actúan de una manera cuando están “en la intimidad” y de otra manera cuando hay otros machos cerca. Ellos tampoco proceden igual si sienten la presencia cercana de competidores. Estamos hablando de una especie de vinchucas y de los resultados del primer estudio que analiza de forma sistemática el comportamiento reproductivo de este insecto vector de la enfermedad de Chagas.

16 Mar 2022 POR

La ve y se queda inmóvil; dirige sus antenas hacia ella y registra sus movimientos: la vigila. Se aproxima de a poco, se le sube lentamente al dorso y, una vez arriba, desliza su cuerpo hacia un lado de ella hasta quedar de costado; sujeta el dorso y el vientre de la hembra con sus tres pares de patas. En esa posición, trae hacia sí el final del abdomen de ella, despliega su órgano copulador y se lo introduce. Durante la cópula, el macho mueve su abdomen lateralmente y, con su primer par de patas, le da unos golpecitos en la cabeza a su partenaire. Finalizada la cópula, el macho retira sus genitales y vuelve a posicionarse sobre el dorso de la hembra; luego, hace un giro de 360 grados alrededor del cuerpo de ella y se va.

Este comportamiento singular es llevado a cabo durante el apareamiento por Rhodnius prolixus, una especie de vinchuca que habita América Central y el norte de Sudamérica y que, al igual que nuestra vinchuca autóctona, Triatoma infestans, es transmisora de la enfermedad de Chagas.

La conducta de apareamiento de las especies animales puede presentar numerosas variaciones. Rhodnius prolixus no es la excepción. Por ejemplo, el macho puede dar un salto para subirse a la hembra en lugar de acercársele de a poco, o efectuar una rotación de 360 grados sobre el dorso de ella inmediatamente después de montarla. Las alternativas son varias. Lo mismo sucede con los diversos comportamientos que puede presentar la hembra.

En definitiva, los pasos “amorosos” descriptos más arriba no son los únicos, son los más probables cuando la pareja está sola, según un estudio que acaba de publicarse en la revista científica Neotropical Entomology.

El trabajo cuantifica estadísticamente las conductas de apareamiento de machos y de hembras en dos escenarios: uno en el que la pareja está sola, y otro en el que el encuentro sexual se produce en presencia de otros machos.

“Es el primer estudio en el que se analiza de forma sistemática el comportamiento reproductivo tanto del macho como de la hembra de esta especie”, consigna Gabriel Manrique, investigador del CONICET en el Laboratorio de Fisiología de Insectos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (Exactas UBA). “Este trabajo es parte de un proyecto más amplio en el que buscamos determinar los factores involucrados en la elección de pareja tanto en machos como en hembras”.

Nosotros y los otros

Los experimentos se efectuaron en un recinto circular de acrílico, dividido en mitades por un tabique transparente y permeable a los olores. En una de esas mitades se colocaba a la pareja que iba a ser objeto de estudio. En la otra mitad, a veces se colocaban algunos machos y otras veces no. “En este trabajo, nuestro objetivo fue analizar cuantitativamente qué efectos produce la presencia de otros machos en la conducta de apareamiento de esta especie”, señala Manrique.

Percibir la cercanía de otros individuos del sexo masculino, sea mediante la visión o el olfato, alteró significativamente los comportamientos de la pareja. “Para los machos, la presencia de competidores hace que intenten copular más rápidamente y, también, que extiendan la duración de la cópula para evitar que otros machos accedan a la hembra”.

Al mismo tiempo, cuando las hembras perciben que hay público masculino en las cercanías despliegan un comportamiento que rara vez efectúan cuando están a solas con su pareja. “Observamos que en presencia de otros machos, es decir, ante la posibilidad de tener otras oportunidades de cópula, la hembra exhibe conductas de rechazo de una manera cuantitativamente significativa. Con este comportamiento, impide o, al menos, retrasa la cópula con el macho que está queriendo acceder a ella”, explica Manrique. “En trabajos anteriores comprobamos que la hembra es capaz de estimar la calidad de los machos y que, a la hora de elegir, toma en cuenta tanto la calidad del macho que la está cortejando, como la de otros machos que representan una oportunidad de cópula”, completa.

La hembra efectúa los rechazos mediante distintos comportamientos estereotipados, muchos de los cuales fueron descriptos originalmente por el propio Manrique en Triatoma infestans, hace muchos años. En este trabajo, las hembras desplegaron tres tipos de esas conductas de rechazo: la evasión, la elevación del abdomen para que el macho no alcance sus genitales y el achatamiento de su cuerpo contra el piso haciendo dificultoso que el macho pueda sujetarla de costado con sus tres pares de patas. “En presencia de otros machos, los comportamientos de achatamiento y de elevación del abdomen se incrementan significativamente” acota Manrique.

Según el investigador, Rhodnius prolixus es un modelo útil para medir de manera directa la elección de la hembra. “Generalmente, en el mundo animal la elección por parte de la hembra es sutil. En esta especie, en cambio, los tipos de rechazo que despliega la hembra permiten tener una medida directa y cuantificable de la aceptación o el rechazo”.

El estudio publicado formó parte de la tesis doctoral de Gabriel De Simone y se enmarca dentro del proyecto de colaboración que Manrique lleva a cabo con Lorena Pompilio, investigadora del CONICET en el Laboratorio de Ecología y Comportamiento Animal de Exactas UBA.

Ahora, el grupo de trabajo está por publicar otro estudio del que, todavía, no quieren dar los resultados. Según parece, los machos también eligen. “Estuvimos estudiando qué variables considera el macho al elegir una hembra. Puedo adelantar que el estado reproductivo de la hembra, si es virgen o si ha sido copulada, tiene incidencia en la selectividad del macho”.