Chaquetas amarillas en Tierra del Fuego

La avispa que llegó al fin del mundo

Por su tamaño y presencia, la avispa Chaqueta amarilla suele provocar temor en las personas aunque no suele ser agresiva con los humanos. Su picadura es peligrosa, porque el veneno puede generar una reacción alérgica generalizada. Consejos para evitar picaduras de este insecto cuya presencia, en estos días, en el extremo sur del país causó sorpresa y alarma.

25 Feb 2016 POR
Vespula germanica, conocida popularmente como "chaqueta amarilla". Foto: Mick Talbot.

Vespula germanica, conocida popularmente como «chaqueta amarilla». Foto: Mick Talbot.

En estos días causó alarma en algunas áreas urbanas y rurales de Tierra del Fuego la aparición de unas avispas que se conocen como «chaqueta amarilla». Se trata de la especie Vespula germanica, de origen europeo.

“La avispa chaqueta amarilla es una especie invasora. Es originaria del norte de Europa e ingresó hace unos 100 años a los Estados Unidos. Prefiere los bosques fríos, y se mueve a lo largo de las cadenas montañosas”, informa Luis Quesada Allué, profesor consulto de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, e investigador del CONICET.

Esta avispa fue detectada por primera vez en Andacollo, provincia de Neuquén, en 1980, y desde allí comenzó a expandirse. Se supone que ingresó desde Chile. Unos años más tarde (1984-85) algunos ejemplares fueron encontrados en Bariloche.

“Lo que sorprende es que hayan llegado tan al sur con poblaciones grandes”, dice Quesada Allué. Dado que el clima frío les resulta favorable, es posible que el calentamiento global haga que se expandan hacia el sur buscando regiones más frías.

Han sido encontradas también en el Valle de Río Negro, y podrían estar en Sierra de la Ventana. Necesitan un clima frío, no muy lluvioso, y preferiblemente con bosque, porque hacen sus nidos en la madera, en huecos de los árboles. También pueden hacer el nido en las casas, en cavidades de las paredes o en espacios en los techos de madera.

Hambre de proteínas

La chaqueta amarilla tiene una dieta muy amplia, que cambia a lo largo del año según los requerimientos. En épocas de bajas temperaturas, prefiere los hidratos de carbono, que obtiene del néctar, la miel y las frutas maduras.

Al fin del verano, necesita consumir proteínas que obtiene de cazar otros insectos, como moscas y mosquitos, y también carroña. Precisamente, ahora nos encontramos en la época en que estas avispas se desesperan por las proteínas. No es agresiva con los seres humanos, salvo que sea molestada. “Si se posan cerca de uno, no conviene espantarlas de un manotazo, porque en ese momento sí pueden atacar”, dice el investigador.

Las chaquetas amarillas no pierden el aguijón en el momento de picar, por lo que una misma avispa puede atacar varias veces. También pueden morder, pues poseen un aparato masticador compuesto de mandíbulas con poder triturador.

“La mordedura no es peligrosa”, asegura Quesada Allué, y subraya: “Lo peligroso es la picadura”. Esta avispa tiene un veneno con una alta carga de antígenos, que estimulan la producción de anticuerpos. El veneno en sí no causa daño, sino la reacción del sistema inmune.

Si pica por primera vez, tal vez no cause inconvenientes. El problema es la segunda picadura, que puede desencadenar un shock anafiláctico, es decir, una reacción generalizada del sistema inmune. “El veneno de esta avispa tiene antígenos muy poderosos. Si pica por segunda o por tercera, se produce en el organismo una descarga muy grande de anticuerpos”, confirma Quesada Allué.

Asimismo, si uno alguna vez ya sufrió una picadura de avispa, ya cuenta con anticuerpos, que pueden actuar si es picado por una chaqueta amarilla, momento en que se puede desencadenar el shock anafiláctico”. En Estados Unidos mueren 50 personas al año por shock anafiláctico y la mitad de ellas es por picadura de avispas”, comenta el investigador.

“La advertencia es que si la chaqueta amarilla ha picado, y uno comienza a ponerse colorado, siente mareos, o siente que la garganta se le cierra, tiene que ir con urgencia a un centro asistencial, pues puede estar sufriendo un shock anafiláctico”, concluye Quesada Allué.