Buen balance en Mardel
Con un «oro absoluto» y un balance que destaca la organización y el trabajo del equipo argentino, cerró ayer una nueva versión de las Olimpiadas Internacionales de Matemática. En esta nota, la evaluación de uno de sus organizadores, el matemático Juan Carlos Pedraza.
Equipo argentino que participó en la OMI. Foto: Gentileza Telam
Con el acto formal de entrega de premios, ayer cerró en la ciudad de Mar del Plata una nueva edición de las Olimpiadas Internacionales de Matemática. Entre los datos más difundidos en las últimas horas, estuvo la medalla de “oro absoluto” (puntaje perfecto) conseguida por Jack Lim, de Singapur, y la ubicación del equipo argentino en el puesto 54 entre cien delegaciones participantes, obteniendo dos medallas de bronce y cuatro menciones.
“Vi análisis muy simplificados en algunos medios, donde se destacaba mucho el tema de posiciones. Me parece que es una lectura muy superficial”, afirma Juan Carlos Pedraza, profesor de Exactas UBA e integrante de la coordinación de las Olimpiadas, y explica que “hay delegaciones a las cuales les resulta más fácil un determinado tipo de problema por la formación que tienen los chicos, por ejemplo. Eso va y viene con cada prueba y cada año, más allá de la preponderancia de los asiáticos”. Pedraza resalta que el tema de las posiciones “es solo un parámetro, pero no es una competencia donde uno ranquea países y eso da una radiografía confiable de algo concreto”.
Para el matemático, el balance es muy positivo en relación a la labor del equipo, integrado por Ignacio Darago (bronce), Bruno Staffa (bronce), Alejandro Candioti, Azul Fatalini, Mariano Bonifacio y Gastón Salgado (los cuatro con menciones). “Tuvimos un equipo muy homogéneo, que trabajó muy bien en el entrenamiento. Y muy federal”, afirma. En años anteriores, el trabajo “preolímpico” estuvo más concentrado en la Ciudad de Buenos Aires y los primeros dos cordones del conurbano bonaerense, pero en esta oportunidad el equipo fue muy heterogéneo: hubo chicos de Tucumán, Misiones, Córdoba, Bahía Blanca, Capital, y tanto de escuelas públicas como privadas. Todos los chicos resolvieron correctamente al menos un problema. Al respecto, Pedraza rescata que “en una prueba dificilísima, como fue esta, si uno mira las estadísticas no todos los países tienen esa característica. Sumamos más puntos que en la edición anterior, con una prueba más difícil, y eso es muy bueno. Por otra parte, el año pasado tuvimos un oro y esta vez no, pero bueno, no siempre se cuenta con un jugador estrella”.
Pedraza se mostró entusiasmado por el evento, que logró una amplia repercusión mediática. “Para nosotros fue una gran fiesta, con toda la comunidad local de la matemática movilizada, desde Luis Cafarelli, que es nuestra estrella argentina de esta disciplina, hasta estudiantes de la carrera, ex olímpicos. La evaluación es óptima y la realización resultó impecable”. De las 53 ediciones que llevan estas olimpiadas internacionales, 50 tuvieron lugar en el hemisferio norte, pero nuestro país consiguió algo así como un récord: dos de las que se hicieron en el hemisferio sur tuvieron lugar en estas tierras. “Para nosotros el impacto y la irradiación que tiene esto es lo más valorable de todo: una medalla más o una medalla menos es una cosa circunstancial. Desde la organización hicimos un gran esfuerzo y logramos hacer una importante difusión de la matemática, que es lo que realmente nos interesa”, concluyó Pedraza.
La competencia, que tuvo lugar durante la semana pasada, concentró a 553 adolescentes de todo el planeta, estudiantes de los últimos dos años de la escuela media. Tuvieron que resolver 6 problemas en dos jornadas de cuatro horas y media. Cada problema se calificó entre 0 y 7, siendo 42 el puntaje ideal, solo obtenido por Jack Lim (que arrastraba una medalla plateada y una dorada de las dos ediciones anteriores). De la totalidad, fueron 51 los chicos obtuvieron medallas doradas.
