¿Las aves tienen más miedo a la humanidad en los parques urbanos o en los cementerios? ¿Cuán cerca podemos llegar a estar sin que huyan despavoridas? ¿Ocurre lo mismo en América Latina y Europa? Un estudio hecho en 19 ciudades de ocho países latinoamericanos encontró curiosas respuestas para estos interrogantes.
Lucas Leveau
Cada vez resulta más frecuente detectar, alrededor de los espacios verdes de la Ciudad, la presencia de gavilanes mixtos. Se trata de aves rapaces que encuentran en las palomas su alimento predilecto. Desde hace un tiempo han comenzado a colonizar Buenos Aires y también se los puede ver en La Plata y en cercanías de Mar del Plata.
Una investigación desarrollada en Mar del Plata, Balcarce y Miramar señala que las áreas urbanas actúan como un filtro que disminuye la variedad de colores de las aves que las habitan y beneficia el gris, probablemente porque favorece el mimetismo con el cemento.
Las abundancia de alimentos y de elementos para anidar hace que cada vez sea mayor la presencia de estos animales en las urbes de diferentes países de todo el mundo. Sin embargo, la variedad de especies es menor en relación con las que se pueden encontrar en las áreas no urbanas.
La presencia de aves en los parques metropolitanos es cuatro veces mayor que en las calles no arboladas. Pero el verde solo no basta, porque si el tránsito y el ruido son intensos, también rehúyen aunque tengan una frondosa vegetación. Su abundancia es una buena señal para elegir sitios donde vivir menos alterados.