Investigadores argentinos descubrieron una serie de compuestos que podría ser el inicio de un desarrollo farmacológico efectivo en el tratamiento de la tuberculosis. Mediante técnicas de bioinformática, combinadas con experimentos, identificaron con precisión una proteína clave de la enfermedad y detectaron las características de los compuestos necesarias para inhibirla.
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A partir del proyecto Genoma Humano la biología está viviendo una verdadera revolución por la producción de volúmenes monumentales de datos que le fueron otorgando un rol central a la bioinformática en general y a una de sus ramas, la genómica, en particular. El gran desafío pasa hoy por darle un sentido a toda esa información para desarrollar nuevas herramientas para la aplicación clínica. Gonzalo Parra, científico argentino que está trabajando en Alemania, nos brinda un panorama sobre el escenario actual y anticipa lo que se viene en un área que despierta grandes expectativas.
A partir de un subsidio del Ministerio de Ciencia, un consorcio público privado lanzó una campaña para realizar un centenar de análisis genéticos sin cargo para colaborar en el diagnóstico de personas que posiblemente sufran de alguna de las llamadas "enfermedades poco frecuentes". La iniciativa apunta a visibilizar este tipo de patologías y a difundir entre la comunidad médica los beneficios que ofrecen estas nuevas tecnologías.
Impulsada desde el MINCyT, se constituyó, hace más de un año, la Plataforma Bioinformática Argentina. Se trata de una iniciativa que apunta a la conformación de unidades con tecnología de frontera y personal altamente especializado perteneciente a distintas instituciones, con el objetivo de brindar servicios indispensables para grupos de investigación y empresas de base tecnológica.
Científicos de Exactas UBA crearon TuberQ, una base de datos online, de acceso libre y gratuito, para mejorar la selección de los blancos en el desarrollo de drogas contra la tuberculosis. La enfermedad ataca, cada año, a nueve millones de personas en todo el planeta, según la Organización Mundial de la Salud.
Mediante técnicas bioinformáticas los investigadores del equipo a cargo de Marcelo Martí intentan encontrar un compuesto líder para el desarrollo de fármacos que logren combatir la tuberculosis en su fase de latencia.