El mejor regalo
Justo en el día de su cumpleaños, el científico Daniel Gómez fue galardonado con el premio «Espíritu de Abdus Salam» otorgado por el Centro Internacional de Física Teórica. Lo curioso es que el Nobel paquistaní, fundador de ese instituto y en cuyo honor se entrega el premio, también nació un 29 de enero. Gómez, investigador del CONICET y profesor de Exactas UBA, es el primer físico latinoamericano en recibir esta distinción.
«Estoy muy contento. En estos días muchos colegas se acercaron para saludarme y gente con la que hace mucho no tenía contacto me mandó mails para felicitarme. Es muy satisfactorio», dice Daniel Gómez con alegría , y agrega, «el dato de color es que me entregaron el premio justo el día de mi cumpleaños y, en ese momento, también me enteré de que Abdus Salam había nacido en la misma fecha que yo. La verdad es que me hicieron flor de regalo», se entusiasma este físico que se desempeña como investigador del CONICET en el Instituto de Astrofísica del Espacio (IAFE) y es profesor en el Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
La fecha clave es el 29 de enero. Ese día el Centro Internacional de Física Teórica (ICTP según su sigla en inglés) hizo pública su decisión de otorgar el premio «Spirit of Abdus Salam» a Daniel Gómez. El día elegido para el anuncio no es azaroso sino que coincide con el nacimiento de este físico paquistaní. En efecto, Mohamed Abdus Salam nació un 29 de enero de 1926. En 1979 recibió el Premio Nobel de Físíca por su trabajo en el modelo electrodébil, una síntesis matemática y conceptual del electromagnetismo y la fuerza nuclear débil, hasta ahora, el último paso que se ha dado para llegar a la unificación de todas las fuerzas de la naturaleza.
En 1964 Abdus Salam fundó el ICTP en las afueras de Trieste, en el norte de Italia. El instituto tiene como misión impulsar la ciencia, particularmente las investigaciones en física y matemática, en los países periféricos, desarrollando programas de alto nivel que apuntan a satisfacer las necesidades de esas naciones y constituyéndose en un foro de reunión e intercambio para científicos de todo el mundo. Actualmente, el Centro es sostenido por el gobierno de Italia, la UNESCO y la Agencia Internacional de Energía Atómica.
«Hace muchos años cuando era becario doctoral en Buenos Aires, participé por primera vez en una de las actividades del ICTP. Estando allí me enteré de los objetivos del centro y empecé a participar más asiduamente. Más adelante fui investigador asociado y desde hace unos años comencé a organizar algunas de sus actividades», describe Gómez su larga relación con la institución.
Después de la muerte de Abdus Salam, en 1996, su familia y el Instituto decidieron crear este galardón con la idea de distinguir entre todos los científicos relacionados con el ICTP «el trabajo incansable para fomentar la pasión humanitaria de Abdus Salam y su visión para la cooperación, promoción e impulso de la ciencia y la tecnología en el mundo en desarrollo».
En el comunicado donde se anuncia el premio se describe a Gómez como «un maestro comprometido y apasionado» y destaca que «muchos de sus estudiantes son ahora investigadores activos y exitosos. Un ex alumno (N.R.: actualmente investigador y profesor del Departamento de Física de Exactas UBA), Pablo Mininni, ganó el Premio del ICTP en 2012».
En cuanto al lugar que ha ocupado en su carrera la formación de nuevos físicos, Gómez asegura que no se trató de algo planificado. «Hago docencia desde hace 30 años y creo que la formación de recursos humanos va de la mano con la investigación. Eso surge naturalmente. Algunos quizás lo hacemos con más entusiasmo que otros. Yo he formado una decena de tesistas de licenciatura y otro tanto de doctorado. Y lo hice porque me gusta interactuar con otras personas. Es mucho más placentero y más productivo que hacer investigación solo».
Gómez completó su licenciatura en Física y también su doctorado durante la década del 80 en Exactas UBA. Luego realizó dos estancias posdoctorales en el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (Massachusetts) y en el Institute for Astronomy of the University of Hawaii. En la actualidad se dedica a estudiar la dinámica de fluidos y de fluidos cargados (llamados plasmas) en el medio interplanetario e interestelar. «Hacemos simulaciones numéricas de la dinámica de esos fluidos para estudiar una diversidad de fenómenos astrofísicos y luego tratamos de comparar sus resultados con los datos disponibles. A veces interactuamos con gente que produce esos datos a partir de satélites y telescopios», explica.
El ICTP también destaca particularmente el trabajo que hizo Gómez para grabar muchas de las materias de la carrera de Física y subir su contenido a la web de manera que cualquier estudiante de habla hispana del mundo pueda acceder gratuitamente a esos contenidos. «El ICTP quería grabar cursos de Física en distintos idiomas. La idea fue aprobada por el director del Departamento. En un principio, ellos nos dieron el software y el hardware. Lo interesante es que los cursos se grabaron con un software casi casero y que, a esta altura, gracias a la colaboración de los profesores, hay unas 15 materias de la carrera de Física grabadas y subidas en la página del Departamento que pueden ser vistas por quien quiera».
En cuanto al legado de Abdus Salam, respecto de que el desarrollo científico traería aparejado el desarrollo económico y se acortaría así la distancia que separa a los países periféricos de las naciones centrales, Gómez coincide con ese proyecto pero afirma que, si bien muchos estados latinoamericanos han mejorado su situación, esa brecha sigue estando muy presente. «Es bastante complicado, porque desarrollo científico no es simplemente transferir tecnología de los países más avanzados a países como el nuestro. Eso serviría de poco. Una vez que uno tiene una ciencia básica y aplicada fuerte, uno tiene que desarrollar tecnología local para resolver problemas locales. Pero la ciencia es fundamental, yo no tengo dudas», coincide.
Respecto de la situación de la ciencia en Argentina, Gómez sostiene que el panorama mejoró mucho en los últimos diez años pero que la situación empezó a cambiar en 2016. «Este último año estamos entre estancados y retrocediendo. Por ejemplo, el ingreso de investigadores se redujo fuertemente. También se estancaron los subsidios y hay convenios de cooperación internacional que no se están llevando adelante», se lamenta y recuerda: «Yo trabajé en épocas donde la ciencia argentina estaba realmente muy mal. Confío en que no vamos a retroceder tanto otra vez. Pero sí, estoy muy preocupado».