Glaciar Spegazzini, en el lago Argentino.
La Corte Suprema revocó la cautelar sanjuanina

Está en vigencia la Ley de Glaciares

A partir de la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la Ley de Glaciares, aprobada en 2010, puede seguir su curso. Ahora se podrá iniciar el inventario de glaciares. Según el especialista Luis Fauque, “es la parte más importante” para proteger a los glaciares y su entorno.

3 Jul 2012 POR
Glaciar Spegazzini, en el lago Argentino.

Glaciar Spegazzini, en el lago Argentino.

Hace pocas horas la Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó las medidas cautelares que había impuesto la justicia sanjuanina a seis artículos centrales de la Ley de Glaciares aprobada a fines de 2010 y que daba el marco para un mayor control frente a la explotación industrial (minera, principalmente) en los glaciares y su entorno.

Las cautelares en cuestión se originaron a raíz del pedido de las empresas Barrick Exploraciones Argentina y Exploraciones Mineras Argentinas. Los artículos cuestionados por las empresas son los que hacen referencia a la definición de glaciar, a la creación del inventario nacional de glaciares a la prohibición de actividades que impacten impliquen la destrucción de los glaciares y a la obligación de realizar estudios de impacto ambiental, entre otros puntos.

Las empresas sostienen que, debido a que la Ley incorpora una definición general de qué se entiende por glaciar y por área periglaciar, “crea un estado de intranquilidad e incertidumbre” y efectos “irreparables” en la economía de las mismas. Como la Ley misma es que exige que se realice un inventario de glaciares que permita dar definiciones precisas, la Corte entiende que, al frenarla, las empresas están impidiendo que se establezcan las definiciones precisas de glaciar y área periglaciar. Entiende, por lo tanto, que hay una flagrante contradicción.

A partir de ahora, la Ley de Glaciares entra en plena vigencia, por lo que deberá ponerse en marcha el inventario. El geólogo Luis Fauque, que participó de las audiencias en el Senado en representación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA previo a la aprobación de la Ley, se mostró conforme con la decisión de la Corte e indicó que “ahora viene la parte importante, que es la tarea de determinar las áreas glaciares y periglaciares. Es el tema más complejo porque el mapeo implica amplio apoyo a las instituciones encargadas de tal fin y que puedan contar con la infraestructura necesaria”. Consecuente con la postura que llevó en 2010 a la Cámara baja, Fauque insiste con que “es necesario proteger toda el área periglaciar para proteger el glaciar”. Al respecto, el fallo de la Corte indica que “una vez que se haya llevado a cabo el inventario de glaciares, se conocerán con exactitud las áreas que se encuentran protegidas por la Ley”.

 

¿Qué es un glaciar? ¿Qué es periglaciar?

Un glaciar es una masa de hielo gruesa que se origina por recristalización, acumulación y compactación de la nieve, y que bien puede mostrar flujo, al igual que un río. También existe un ambiente significativo aledaño o no a los mismos y que se denomina región periglaciar. El nombre “periglaciar” nació con una carga semántica condicionante: parece aludir únicamente a un sector que rodea a un glaciar. El especialista Luis Fauque explica por qué no es así. “Hay dos criterios que se utilizan para determinar que un ambiente es periglaciar. En primer lugar, si existen ciclos de congelamiento y descongelamiento que dominen el medio. En segundo lugar, si hay presencia de suelos permanentemente congelados, o permafrost”. El glaciar de roca –al que harían mención la Ley de Glaciares– es una variante de permafrost. Es el permafrost de las zonas montañosas y que no existe, por ejemplo, en las llanuras congeladas. Ergo, el glaciar de roca es parte de la zona periglaciar pero la zona periglaciar no es sólo el glaciar de roca si no la superficie completa que ocupa el permafrost.

“Nadie discute la importancia de los glaciares como reserva de recursos hídricos”, indica Fauque, y argumenta que los estudios al respecto estipulan que en los años de pocas precipitaciones, los glaciares aportan hasta un 70 por ciento del caudal de los ríos”. Pero las contribuciones son varias. “En el aporte a los ríos, primero cuentan las nevadas, que es lo que más caudal genera, sobre todo en Mendoza y San Juan. Después sigue el aporte de los glaciares y, por último, el del ambiente periglaciario”, explica. Pero hay un detalle destacable, las temporadas donde la nieve escasea, los glaciares de roca también quedan exentos de su cobertura de nieve, que los protege del derretimiento y expone a la luz solar su cubierta detrítica, que se calienta de tal forma que optimiza la pérdida de agua. Por lo tanto, cuando menos nieve hay, más recurso entrega el glaciar de roca.

Las superficies periglaciares son muy extensas, mucho más que la que ocupan los glaciares y, de acuerdo a estudios realizados por el propio Fauque –junto con su colega Diego Azcurra– en los nevados del Aconquija, en Catamarca, los glaciares de roca representarían cerca de un 10 por ciento del total de la superficie de permafrost. Estas extensiones son objeto de disputa territorial por las provincias donde se desarrolla minería a cielo abierto, que –de acuerdo a los testimonios en las audiencias durante el tratamiento de la Ley– consideran como una violación al sentido federal de la Constitución que las limitaciones en la explotación de esas regiones se establezcan en una ley nacional. Ante la pregunta de por qué, entonces, no mejor proteger sólo el glaciar de roca y omitir el resto de las extensas superficies periglaciarias, el geólogo no duda: “Primero, hay que tener en cuenta que hay zonas en las que ya no existen glaciares ni glaciares de roca pero sí hay otro tipo de permafrost, que se convierte en el único recurso hídrico en épocas de poca nieve”, afirma; y después apunta al tema que considera central y que tuvo oportunidad de aclarar ante los senadores: “Para proteger el glaciar de roca hay que proteger las zonas de aporte, porque, justamente, el glaciar de roca no es sólo hielo, es también detrito y ese detrito le llega de los laterales del valle, principalmente de lo que yo mencioné como taludes, que son cuerpos de detritos ya fragmentados, que vienen de la parte alta de la montaña”. Según la analogía de Fauque, proteger al glaciar de roca y no proteger el resto del ambiente periglaciar, “es como matar de inanición al glaciar de roca”.