María Julia Orgeira, Cecilia Laprida y Rita Tófalo
Registro Paleoclimático y Cambio Ambiental

El clima de ayer

El clima es uno de los factores que determinan los ambientes. Por eso, a partir de la interpretación de los ambientes del pasado, y mediante el análisis del registro geológico en sentido amplio, se puede extraer una señal climática. Con el objetivo de interpretar cómo fue el clima en el pasado, trabaja el grupo de investigadores que integran María Julia Orgeira, Cecilia Laprida y Rita Tófalo.

22 Oct 2012 POR

 

María Julia Orgeira,  Cecilia Laprida y  Rita Tófalo. Foto: Diana Martinez LLaser

María Julia Orgeira, Cecilia Laprida y Rita Tófalo. Foto: Diana Martinez LLaser

“El material geológico incluye, entre otros materiales, sedimentos de origen eólico, lacustre y marino; paleosuelos y fósiles. Estos archivos geológicos son una fuente de información que, por medio de diferentes metodologías, nos permiten inferir las condiciones ambientales en las que se acumularon esos sedimentos y fósiles y se desarrollaron los paleosuelos”, explica Orgeira.

Estos estudios sistemáticos y multidisciplinarios que analizan el pasado brindan importantísimos datos para entender el devenir del clima y son una importantísima fuente de información paleoclimática. El paleoclima es el estudio del clima en el pasado remoto. “Este estudio es de particular importancia ya que no hay consenso respecto de los cambios climáticos acaecidos durante el Cenozoico tardío, que incluye los últimos once millones de años”, dice Laprida “Si bien las causas del calentamiento global actual son múltiples e incluyen la actividad del hombre, no está claro cuánto del cambio actual es consecuencia de dicha actividad ya que existen variables naturales, de origen interno y de origen externo a nuestro planeta, que deben ser consideradas al momento de evaluar los cambios”, agrega Tófalo. Las investigadoras sostienen también que, entre quienes investigan los registros geológicos de los últimos dos millones y medio de años, es ampliamente conocido que se han registrado numerosos eventos de calentamiento global en etapas previas a la actividad industrial. “El estudio de calentamientos pasados es de suma importancia para valorar la evolución, estimar tiempos e impactos ambientales del presente calentamiento. El análisis del modo de inicio, evolución y culminación de estos episodios brindan importante información acerca de los posibles futuros escenarios climáticos”, afirma Orgeira. Por otra parte, comprender las condiciones climáticas del pasado es importante porque permite determinar las variaciones de los patrones de circulación atmosférica a lo largo del tiempo. “Estas variaciones son, en definitiva, las que determinan las condiciones hidrometeorológicas de nuestro país; regiones que por ser eminentemente agroganaderas, dependen enteramente de ellas como factor de producción económica. La aparente eterna riqueza de los recursos naturales de la pampa húmeda no es tal sino que depende de su uso racional y sustentable y de los factores de formación del suelo, entre los que el clima es el dominante”, coinciden las tres.

Actualmente las investigadoras estudian sucesiones de un material sedimentario limo-arcilloso transportado por el viento, llamado loess, y suelos fósiles (paleosuelos) pertenecientes al período interglacial, ocurrido hace unos 125.000 años. Para ello, toman muestras de afloramientos del material eólico y de sedimentos lacustres y marinos a partir de los cuales se obtienen indicadores de señales ambientales y climáticas. Entre estos indicadores, también llamados proxies, se encuentran las propiedades magnéticas, algunos grupos de microfósiles calcáreos, las características de los depósitos sedimentarios y los paleosuelos. “El estudio de los microfósiles calcáreos permite efectuar reconstrucciones de parámetros ecológicos de los ambientes pasados, desde el balance hidrológico o la salinidad de una laguna, hasta la temperatura superficial del mar en un determinado momento. De esta manera, al poder reconstruir algunos parámetros de los ambientes en donde microfósiles vivieron, podremos efectuar inferencias climáticas, ya que muchos de estos parámetros son climato-dependientes”, explica Laprida. Pero tal vez la técnica más novedosa sea el uso del magnetismo ambiental como herramienta apropiada para definir climas en el pasado. Su utilización se basa en las alteraciones que sufren los minerales magnéticos por cambios en el medio ambiente, así como la formación de nuevos minerales de hierro. Por otra parte, las facies sedimentarias permiten inferir paleoambientes de depositación (fluviales, eólicos, etc). Los paleosuelos indican momentos de no erosión, con escasa o nula sedimentación y de calma tectónica, en general períodos de mejoramiento climático. Por último, los calcretes (depósitos carbonáticos continentales) se relacionan con climas semiáridos estacionales.

El grupo de investigadores tiene experiencia en consultoría de evaluación de áreas contaminadas y monitoreo ambiental tanto en el ámbito público como privado. “Los sedimentos son excelentes indicadores y archivos de contaminación, e incluso del estado prístino del ambiente en etapas previas al impacto. Por otra parte, dado que el hombre transformó los ecosistemas naturales en agrosistemas, la comparación de suelos actuales con paleosuelos  puede contribuir a determinar la causa de la pérdida de dióxido de carbono y  con ello aportar conocimientos que contribuyan a buscar la sustentabilidad de los agrosistemas”, sostienen.

 

Grupo de Registro Paleoclimático y Cambio Ambiental (REPCA)
(Departamento de Geología – IGEBAIDEAN)

Teléfono 4788-3439 y 4576-3400

Integrantes del grupo: Dra. Rita O. Tófalo, Dra. M. J. Orgeira, Dra. C. Laprida.

Tesistas de doctorado: Lic. Sabrina Rouzaut, Lic. Francisco Cianfagna, Lic. Natalia García Chapori, Lic. Josefina Ramón Mercau, Lic. María Sofía Plastani, Lic. Gabriel Meconi.

Tesistas de grado: Rodrigo Martín, Germán Díaz.