A partir del año 2005, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires implementó un subsidio destinado a los proyectos de sus docentes, alumnos y graduados interesados en intervenir y resolver problemas concretos de la sociedad. Las propuestas son variadas y apuntan a problemáticas presentes en diversas regiones de nuestro país
Gabriel Stekolschik GSTEKOL@DE.FCEN.UBA.AR
Bioquímico y Master en Comunicación Científica. Integrante del Centro de Divulgación Científica (Exactas-UBA).
Publicaciones
Con 12 de los 30 premiados, entre alrededor de 500 postulaciones, Argentina fue el país latinoamericano que obtuvo la mayor cantidad de becas otorgadas por la Fundación Guggenheim en su edición 2011. Dos investigadores de la Facultad estuvieron entre los elegidos. Uno de los distinguidos, el químico Fabio Doctorovich, dialogó con el Cable.
Es útil para eliminar metales del ambiente, matar larvas de mosquitos y como antibiótico contra algunas bacterias patógenas. La confirmación surge de un trabajo publicado en la revista Journal of Microbiology and Biotechnology por un grupo de investigadores de la Facultad encabezados por Carmen Sanchez Rivas.
Se trata del titanato de estroncio, un material con propiedades novedosas. El descubrimiento posibilitaría la creación de transistores multifuncionales y de “vidrios metálicos”. La experiencia fue llevada a cabo por un equipo internacional integrado por dos científicos argentinos. Uno de ellos es investigador del Departamento de Física de Exactas.
En el marco de las “Jornadas Manuel Sadosky”, que conmemoraron los 50 años de la inauguración del Instituto de Cálculo, el matemático español Ernesto García Camarero, por entonces Jefe de Programación de esa institución, transportó al auditorio a la época en la que el término “informática” estaba aún por inventarse. El encuentro fue organizado por el Departamento de Computación y la Fundación Sadosky.
Es un trabajo científico efectuado en esa ciudad formoseña por la UBA y la Fundación Mundo Sano. Los investigadores que monitoreaban el funcionamiento de la iniciativa advirtieron que, si bien no habían ocurrido casos de la enfermedad, no se conseguía reducir la cantidad de larvas del mosquito a los niveles recomendados internacionalmente.