Las abundancia de alimentos y de elementos para anidar hace que cada vez sea mayor la presencia de estos animales en las urbes de diferentes países de todo el mundo. Sin embargo, la variedad de especies es menor en relación con las que se pueden encontrar en las áreas no urbanas.
Cecilia Draghi CDRAGHI@DE.FCEN.UBA.AR
Socióloga. Master en Periodismo UBA. Periodista especializada en ciencia en la Fundación Leloir.
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Conocida en todo el mundo como la hormiga argentina, es considerada una de las cien peores especies invasoras por los daños que provoca en los cultivos. Este insecto acaba de escalar alto en el país y llegó a Salta. Investigaciones recientes advierten que está próxima a la zona productiva de vides de Cafayate, alertan acerca de sus peligros y aconsejan medidas preventivas.
Ricardo Matano, oceanógrafo argentino, hoy en la Universidad de Oregon de Estados Unidos, estudia modelos que simulan fenómenos para entender los motivos de la gran productividad de fitoplancton o plantas flotantes, que convierten al Atlántico Sur en una zona sumamente fértil.
Por sus “revolucionarios inventos” en el uso del láser, la Academia Sueca otorgó el Premio Nobel de Física al estadounidense Arthur Ashkin, el francés Gérard Mourou y a la canadiense Donna Strickland, quien se convirtió así en la tercera mujer galardonada en la historia de la distinción de esta disciplina.
La presencia de aves en los parques metropolitanos es cuatro veces mayor que en las calles no arboladas. Pero el verde solo no basta, porque si el tránsito y el ruido son intensos, también rehúyen aunque tengan una frondosa vegetación. Su abundancia es una buena señal para elegir sitios donde vivir menos alterados.
Al oeste de la Península Antártica, unos diminutos vegetales de los océanos, conocidos genéricamente con el nombre de fitoplancton, que están muy alejados de la civilización parecen sufrir sus contaminantes. Desde hace más de veinte años, científicos argentinos siguen de cerca sus vaivenes en tiempos de cambio climático.