Parque de la Memoria. Foto: Juan Pablo Vittori
Terrorismo de Estado

Software abierto a la memoria

A raíz de necesidades del Parque de la Memoria –vecino a Ciudad Universitaria– el Departamento de Computación de Exactas encaró el desarrollo de las bases de datos que reúnen la información de las víctimas del terrorismo de Estado. Un trabajo conjunto con resultados que ya están a la vista.

28 Jun 2012 POR
Parque de la Memoria. Foto: Juan Pablo Vittori

El Monumento del Parque de la Memoria, inaugurado en 2007, es un conjunto de muros de hormigón que representan una herida abierta en la tierra y están revestidos por 30 mil placas de las cuales cerca de 9 mil llevan grabados los nombres de víctimas del terrorismo de Estado. Foto: Juan Pablo Vittori

 

Se escucha seguido que en las grandes ciudades los vecinos suelen no conocerse la cara. Si bien la historia que ocupa estas líneas estuvo a punto de confirmar aquel saber popular, en cambio, puede usarse como ejemplo para refutarlo. O, por  lo menos, como excepción que confirme la regla.

El Parque de la Memoria es un espacio público de 14 hectáreas, costero al Río de la Plata, que alberga el Monumento a la Víctimas del Terrorismo de Estado y la sala Pays (Presentes Ahora y Siempre), un centro de información e interpretación acerca del tema y donde también se llevan a cabo actividades artísticas. El Monumento, inaugurado en 2007, es un conjunto de muros de hormigón que representan una herida abierta en la tierra y están revestidos por 30 mil placas de las cuales cerca de 9 mil llevan grabados los nombres de víctimas del terrorismo de Estado.

Junto al Parque se encuentra Ciudad Universitaria y, más precisamente, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Hace cerca de dos años, los responsables del Parque estaban tratando de mejorar las bases de datos que condensan los registros de las víctimas nominadas en el Monumento. “Buscábamos quien nos acompañe en el proyecto de trabajar sobre nuestro núcleo duro, que son los datos de las víctimas”, relata la directora del Parque, Nora Hochbaum. “Nos contactamos con varias universidades nacionales pero no logramos acuerdos: nuestra idea era que el proyecto se convirtiera en un emprendimiento conjunto entre dos instituciones”. Después de varios meses de búsqueda, la directora del Parque golpeó la puerta de su vecino. “Se nos ocurrió consultar en Exactas. Nos reunimos con el decano, Jorge Aliaga, y ahí fue que se abrieron las aguas”, simboliza con tono bíblico.

“Nosotros trabajamos con una base de datos de Access”, indica Clara Barrio, coordinadora del Parque, en referencia a la herramienta del conocido Microsoft Office. “Cada vez que alguien externo quiere consultar la base tiene que sentarse al lado nuestro y nosotros vamos respondiendo a sus pedidos. Esas consultas tendrían que poder hacerlas directamente los familiares, investigadores y público en general”. Pero hay más problemas en el uso de la base: no se puede acceder en forma simultánea, la presentación es muy limitada, no permite una buena configuración para consulta pública. Ahí, entonces, aparecen los vecinos. En este caso, el vecino Diego Fernández Slezak, secretario académico del Departamento de Computación.

Diego Fernández Slezak durante la presentación del proyecto. Foto: Juan Pablo Vittori

“El decano me consultó si desde el Departamento podíamos ocuparnos”, explica Fernández  Slezak. “Uno de nuestros proyectos de gestión era armar un grupo de programadores con alumnos de mitad de carrera, lo que nos permite darles un plus importante en la formación. La idea era encarar desarrollos útiles para Exactas y que también se dieran servicios a terceros en temas de interés”. La necesidad del Parque dio justo para el caso y Fernández Slezak quedó a cargo del proyecto si bien, según indica, “yo no toqué una sola línea de código, el mérito es de Pablo Laciana y Mariano Bianchi”, ambos alumnos de la licenciatura en Computación.

La necesidad de abordaje a las limitaciones que ofrecían las bases no era precisa. Lo que sí sabía la gente del Parque era que tenían falencias, pero no estaba claro hasta dónde se podía mejorar. “El tipo de base de datos que usaban ofrece muchos problemas. La idea fue atacar cada uno de ellos, explica Fernández Slezak y destaca que “el trabajo se planteó a partir de lo que se conoce como ‘metodologías ágiles’. En vez de reunirse, tomar nota de las necesidades y entregar un trabajo cerrado tres meses después, definimos objetivos que lleven un tiempo de desarrollo de 15 días. Así, cada 15 días se hace una entrega que representa un avance concreto y, por lo tanto, el que solicita el trabajo tiene algo para ver y analizar, con lo cual puede advertir cómo avanza el proyecto”, sostiene.  Este tipo de metodología involucra fuertemente al “cliente”, integrándolo al equipo de desarrollo a través de las devoluciones. “Lo que logramos fue gracias el trabajo conjunto entre nuestros alumnos y la gente del Parque”, sintetiza.

Para que las bases puedan ser vistas por varios usuarios a la vez, se tomó la decisión de trabajar a través de un servidor web en un entorno accesible desde cualquier navegador. “La programación se desarrolló a partir de software de licencia libre; todas las herramientas que usamos para la base, para la parte gráfica y demás prestaciones son open source”, enfatiza Fernández Slezak.

Si bien el proyecto todavía está en fase de desarrollo, debido a la modalidad de trabajo ya puede verse el avance. Cada “entrada” (o sea, cada nombre de víctima), se puede visualizar como una ficha, enriquecida con fotos, videos y enlaces que permiten asociar a distintas víctimas relacionadas por parentesco o vincular a información externa. Ya está resuelto el acceso múltiple y está avanzada la seguridad del sistema.

“Esta nueva herramienta nos permite tener la información más ordenada y facilita mucho el trabajo de registro. También, en breve, va a ser posible el acceso público a través de puestos de consulta”, indica entusiasmada Clara Barrio, una de quienes experimentaron las ventajas de conocer a los vecinos.