Un grupo de investigadores trabaja con bacterias que tienen efectos antifúngicos y son capaces de evitar enfermedades en diversas plantas. También se presentan como potenciales reductores del uso de agroquímicos.

Un grupo de investigadores trabaja con bacterias que tienen efectos antifúngicos y son capaces de evitar enfermedades en diversas plantas. También se presentan como potenciales reductores del uso de agroquímicos.
El deterioro de los alimentos por la acción de los hongos causa grandes pérdidas económicas y constituye un riesgo para la salud. El uso indiscriminado de antifúngicos sintéticos genera cepas resistentes y acumulación de residuos tóxicos en los productos alimenticios y en el medio ambiente. En este contexto, comienza a asomar una alternativa promisoria.
Viven normalmente en el suelo de zonas rurales. Y, aunque no los veamos, están ahí para ayudarnos. Son ciertos hongos patógenos que le presentan batalla a los insectos plaga que dañan los cultivos, y llevan las de ganar. Es más, se está registrando un bioinsecticida de industria nacional contra una especie de mosquita que perjudica a la yerba mate.
Investigadores de Exactas-UBA diseñaron un método para cultivar setas de alto interés comercial a partir de residuos tóxicos provenientes de la producción de aceite de oliva. El procedimiento, además, aprovecha los desperdicios de la cosecha de maíz y ajo –cultivos habituales de la zona aceitera- y permite generar material rico en nitrógeno que puede usarse como fertilizante.
Un estudio revela cuáles son las especies que provocan más intoxicaciones en el área metropolitana. Según las estadísticas, la mayor frecuencia de casos se da a fines del verano y principios del otoño, y los menores de 18 años son los más afectados. Recomiendan no recolectar hongos silvestres, pues algunas especies venenosas son muy parecidas a las comestibles.
Entre los múltiples organismos que habitan los árboles, los hongos endófitos tienen la particularidad de entablar simbiosis beneficiosa para los primeros. Son también considerados “hot spots” de la diversidad, por la gran cantidad de especies que puede albergar un solo árbol. Cecilia Carmarán y Victoria Novas encabezan el grupo que los estudia.