Un equipo de investigación publicó una extensa revisión de los estudios más recientes sobre los mecanismos epigenéticos que vinculan la desnutrición, la pobreza y el maltrato en la infancia con distintos trastornos de salud mental, que además pueden trasmitirse a generaciones posteriores. El trabajo arroja luz sobre los efectos en el cerebro de las carencias materiales, nutricionales y afectivas, explora las intervenciones que podrían revertirlos, y revalida los fundamentos biológicos del derecho a una vida digna.
Eduardo Cánepa
A partir de una iniciativa de familiares de pacientes con Síndrome de Rett, una enfermedad poco frecuente y de origen genético que afecta el neurodesarrollo mayoritariamente en niñas, un grupo de investigadores de Exactas UBA trabajan en la búsqueda de biomarcadores que permitan acceder a un diagnóstico temprano, clave para mitigar los efectos de esta grave dolencia.
Un estudio realizado en ratones revela que una dieta baja en proteínas durante el embarazo y lactancia no sólo causa trastornos de conducta y aprendizaje en la descendencia, sino que sus efectos son a largo plazo y afectan hasta la segunda generación. Sin embargo, esas consecuencias pueden revertirse con una estimulación temprana.
Lejos de ser irreversibles, las consecuencias de la malnutrición durante etapas tempranas pueden ser revertidas con un ambiente enriquecido en experiencias estimulantes, que no sólo cambian el comportamiento, sino también logran modificaciones moleculares en el organismo. Esta conclusión es el resultado de un estudio en ratones llevado a cabo por un equipo de investigadoras e investigadores argentinos.
Una dieta pobre en proteínas durante el embarazo puede tener un impacto negativo en el desarrollo físico y neurológico de los hijos. Así lo sugieren estudios realizados en ratones.