Una investigación sobre el mosquito transmisor de dengue, zika, chikunguña y fiebre amarilla relacionó la mortalidad del insecto con las condiciones climáticas del invierno porteño. Los resultados muestran que solo en momentos de olas de frío la mortandad es pronunciada. De todos modos, un número significativo sobrevive y alcanza el estado adulto. Según el estudio, sería un mecanismo de selección natural que estaría posibilitando que el mosquito se esté adaptando al clima de Buenos Aires.
Ciudad de Buenos Aires
La Facultad de Ciencias Exactas y Naturales elaboró un minucioso relevamiento de los recursos biológicos de la Reserva Ecológica Ciudad Universitaria. El trabajo sirve de base para el desarrollo de un plan de manejo del predio. Se espera que la UBA y el Gobierno de la Ciudad aceleren los pasos para la efectiva implementación de un área natural protegida con enorme potencial ecológico, educativo y de recreación para todos los ciudadanos.
Desde 1909 hasta el presente, los inviernos se fueron acortando: la cantidad de días con temperaturas mínimas inferiores a 10,9 grados Celsius disminuyó de un promedio de 182 (a comienzos del siglo XX) a 128 días en el presente. Particularmente, el invierno de 2017 fue el más cálido de todo el registro. Los datos surgen de la recopilación de más de un siglo de información de la Ciudad de Buenos Aires.
La Capital Federal de la Argentina fue una de las pioneras –a nivel mundial– en el estudio de la calidad del aire. Aunque las emisiones de contaminantes en esta urbe son preocupantes, las características geográficas y meteorológicas de la ciudad ayudan a su purificación. No obstante, los datos necesarios para evaluar el riesgo para la salud de su población son insuficientes.
Con la creación de las ciudades, la incorporación de árboles al espacio urbano ha sido una práctica llevada a cabo por numerosas civilizaciones. Las motivaciones para llevar un poco de naturaleza a las urbes han variado a lo largo de la historia. Los beneficios resultantes de esa experiencia son múltiples. El escenario en la Ciudad de Buenos Aires.
Un equipo instalado en la Ciudad Universitaria comenzó a realizar mediciones de partículas de la atmósfera con un alto nivel de resolución. El instrumental fue prestado por un año por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a la Universidad de Buenos Aires (UBA)