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La actualidad de la editorial universitaria

Eudeba va

Con más de 50 años de historia, la Editorial Universitaria de Buenos Aires goza de un presente de alta producción, con un catálogo que sigue creciendo y colecciones afianzadas que ya se hicieron un lugar en el mercado editorial. Luis Baraldo, representante de Exactas en el directorio de Eudeba, repasa en el Cable los principales proyectos en marcha y cuenta cómo se trabaja la política editorial.

27 May 2013 POR

 

Eudeba

Stand de Eudeba en el edición 2013 de la Feria del Libro.

En junio de 1958 nacía la Editorial Universitaria de Buenos Aires y, con ella, un modelo de edición y comercialización de libros que continúa siendo reconocido como todo un hito. Con el respaldo de un Consejo Editorial de primeras figuras de la UBA –encabezadas por José Banini–, la mano editora de Boris Spivacow consiguió publicar 10 millones de libros en ocho años de gestión, compilando buena parte del saber académico pero lejos de formalismos y a precios populares. Ese Big Bang inicial permitió que la editorial atravesara las dictaduras (no fue igual para sus responsables, que renunciaron tras la “Noche de los bastones largos”) y retomara el rumbo en la democracia. En 2002 volvió a conseguir empuje con Patricio Garraham a la cabeza y un directorio prestigioso que incluyó al físico Juan Pablo Paz y al biólogo Alberto Kornblihtt. Hoy, con más de 50 años de vida, Eudeba atraviesa una etapa de mucha producción y le pone el pecho al diálogo con las nuevas tecnologías.

A partir de 2007, con la gestión de la actual decana de Derecho, Mónica Pinto, Eudeba afianzó su relación con la Universidad con la propuesta de que el directorio fuera nombrado por los decanos de las distintas Facultades. Desde hace más de seis años, cada Facultad aporta, por lo menos, un representante. El químico Luis Baraldo es el representante de Exactas en Eudeba, por designación del decano Jorge Aliaga y cada 15 días se reúne con el diverso directorio para planificar la política editorial de la casa. “Esa diversidad fue generando una dinámica de lo más interesante, considero que resultó una idea muy buena porque, casi naturalmente, creó un vínculo fuerte entre la Editorial y cada Facultad”, comenta Baraldo.

–¿La tradición de Eudeba siempre resulta positiva a la hora de gestionar o a veces supone un lastre?

–Primeramente, es un capital. Cuando uno le va a pedir un texto a algún autor, ya tiene el sí de entrada; incluso ocurre con gente que no es de la Universidad de Buenos Aires. La misión de Eudeba tiene que ver con poner los libros en las manos que correspondan, lo que le permite tomar riesgos, cosa que otras editoriales no lo pueden hacer y justifica la existencia de la Editorial. Tiene sus limitaciones pero el vínculo con la Universidad le da ciertas libertades.

–¿Qué paralelismos encontrás con respecto al período inicial de la editorial?

–En los comienzos, Eudeba tenía el desafío de publicar buenos textos en español, porque no los había, pero los desafíos cambian según las épocas. En algún momento, por alguna razón, la visión de aportar textos se fue desdibujando y tiempo después nos encontramos con un hecho curioso, que los libros más vendidos en los puestos de la editorial son de texto, tienen autoría de profesores de la Universidad pero no son editados por Eudeba, corresponden a otras editoriales que fueron incorporando como autores a profesores de la UBA. Yo diría que el fuerte de la Editorial siempre debería haber sido tener libros propios pero sin embargo hay libros que uno esperaría que estén en Eudeba y no es así. Entonces, esa fue una de las primeras misiones, recuperar esos libros de texto, primero porque cumplen un rol simbólico y, segundo, porque hacen al perfil de libro que le da volumen a la editorial. Ahí puede verse una vuelta a los comienzos.

–¿Cómo se desarrolla el trabajo de los directores?

–Tiene la lógica del trabajo de una comisión de la Facultad. La presidencia presenta proyectos en las reuniones y los directores también pueden presentarlos, y al mismo tiempo se trata los que llegan. Hay dos tipos de reuniones, las administrativas y las de comité editorial, que es donde se decide qué es lo que se va a publicar y qué no, y donde se van discutiendo las líneas editoriales. Uno puede ser tan protagonista como tenga ganas, cuanto más activo es el directorio la gestión es más rica. Hay que proponer, hay que impulsar, como pasa en cualquier instancia de gestión.

–¿Cuáles son las principales líneas editoriales que se están desarrollando?

–Hay varias líneas que se fueron afianzando en estos años. Una es aquella que decía que se fue desdibujando, y que considero que es, tradicionalmente, la más importante; me refiero a la de generar material para la propia enseñanza, con la idea de que la Universidad requiere sus propios textos. Otra tiene que ver con dar a conocer la producción de la propia Universidad, son libros no necesariamente de investigación pero sí que requieren un lector más entrenado.

–¿Cómo pensás, desde la editorial, el texto universitario?

–El texto universitario se ha ido consolidando, pero eso no es necesariamente bueno, hay una estandarización de los cursos que no tiene que ver con lo que somos nosotros como universidad. La nuestra genera un perfil de alumno que no es el que tienen en cuenta los grandes conglomerados editoriales. No seguimos la misma secuencia, no apuntamos a las mismas cosas, no estamos tan cerca de la estandarización de la educación como están en otros países. Existe la situación de que se utilizan ciertos textos internacionales y entonces todos los cursos terminan teniendo la misma estructura y aspecto que esos libros. Nosotros aquí tenemos otro contorno, otra estructura de carreras. Para bien o para mal nuestros programas no han cambiado tanto como en otros países centrales.

Luis Baraldo

Luis Baraldo, representante de Exactas en el directorio de Eudeba.

–Esos grandes textos se convierten en plataformas de lectura on line, detrás de eso viene la evaluación y después una sistematización que está muy lejos de lo que pretendemos para nuestra universidad. Tener control de los textos es tener control de la enseñanza. Hoy es tan necesario contar con textos propios como lo fue hace más de 50 años. No es casual que cuando uno tiene un proyecto de autonomía surja la necesidad de nutrirlo de materiales. Por suerte ahora tenemos a Eudeba establecida, pero la verdad es que si no existiera habría que volver a inventarla.

–También Eudeba aporta líneas más divulgativas.

–Mediante esas líneas la Editorial trata de acercar el pensamiento de la Universidad a un público más general, como con la colección “Ciencia joven”, impulsada y dirigida por Patricio Garraham hasta su muerte en 2011, y otras como  “Para animarse a leer” y “¿Querés saber?”. Esta última, también impulsada por Garraham, tiene como autora a Paula Bombara  y se orienta a chicos del primario. Es un proyecto exitoso que fue premiado en esta última edición de Feria del Libro.  También hemos hecho algunas incursiones en la educación formal.

–¿Eso representa entrar a un mercado nuevo, el de los textos secundarios?

–Sí, y lo hicimos en colaboración con la editorial EDIBA. Requiere adaptarse a las condiciones de contorno de los textos, hay que cubrir todo un programa, hay que ajustarse a los contenidos curriculares, es una colección que se llama “Saber” y representa un aporte muy importante en ventas para Eudeba. Son experiencias interesantes donde principalmente se trata de convocar a los autores de la universidad y ponerlos en otra sintonía, en otro tipo de proyectos.  Eso nos posiciona en otro lugar, nos obliga a trabajar con otros actores, como el Ministerio de Educación.

–¿Qué te queda pendiente impulsar desde tu lugar de director?

– Hay otra categoría de libro que nos gustaría promover más, que es la de los grandes debates nacionales. Tenemos en catálogo el libro “De Smith a Keynes” de Axel Kicillof. En este caso es de economía y se volvió muy popular, pero también hay otros debates donde el factor de la universidad podría aportar mucho. Y varios, como la minería, el uso del suelo, el cambio climático, son propios de nuestra Facultad. No sé si está claro que estoy haciendo un llamado a que acerquen proyectos… Quienes estamos más cerca de la editorial, tenemos la misión de informar a nuestras comunidades que estamos a la búsqueda de proyectos y que los podemos acompañar para que lleguen al mejor destino.

–El desafío que viene es el de incorporarse al libro electrónico, ¿verdad?

–Esa tarea comenzó con Mónica Pinto y se ha profundizado en la actual gestión de Gonzalo Álvarez. Eudeba está publicando más de 70 volúmenes en formato electrónico, está vendiendo en formato electrónico. Si bien esta tecnología es incipiente, me parece de enorme valor a futuro y es importante que la Editorial tenga  una plataforma y que esté explorando distintos mecanismos para llevar los textos al formato electrónico. En algún sentido, me parece que esta idea de poner disponible a precios accesibles distintos materiales en formato electrónico es semejante al desafío de Eudeba en los años 60. En esa época se trató de poner el libro de papel en la mayor cantidad de manos posible bajo el slogan “Libros para todos”. El electrónico no solo tiene un enorme potencial en términos de distribución sino que los estudiantes lo ven como muy amigable y eso lo promueve.

–¿Existe algún conflicto editorial entre publicar textos redituables y otros no redituables?

–Menos de lo que te podés imaginar. Eudeba está  publicando entre 70 y 100 volúmenes nuevos todos los años, no reediciones sino manuscritos nuevos, que hay que corregir, editar, poner en formato electrónico, exhibir, promocionar. Muchos de los proyectos que encara Eudeba funcionan bien comercialmente, son rentables. Otros son de interés institucional y no comercial. El gran ejemplo es el “Nunca más”, que publica la editorial desde la primera edición.

–La experiencia de Eudeba en la Feria del Libro de este año, ¿se puede tomar como termómetro de su posicionamiento editorial?

–Cada vez tenemos más presencia, tuvimos un stand del doble de tamaño que en ferias pasadas, nos fue muy bien en venta de ejemplares y tuvimos mucho éxito en las charlas y muestras que nos facilitó la Universidad, fue una experiencia exitosa. Tener un buen stand requiere planificación y creo que da cuenta de que en la editorial hay una administración que está en plena acción. Eso da un respaldo de confianza. Hay una sensación de vitalidad que es creciente y creo que esto ocurre desde hace unos diez años. Se nota una evolución, tanto del personal como de los autores.

–¿A qué asociás ese crecimiento?

–Creo que se da porque existe un apoyo institucional muy fuerte y eso tiene que ver con que la Universidad ahora puede hacer, no está sumida en una maraña de problemas que no le permita mirar más allá de la coyuntura inmediata. Al respecto, considero que las dos últimas gestiones de Eudeba se esforzaron por mantener el vínculo con Rectorado y con cada una de las Facultades y creo que eso, junto con la continuidad, es la base del impulso que existe hoy.