Científicas y científicos argentinos estudiaron de qué manera el Lactobacillus acidophilus, el microorganismo que se adiciona como probiótico al yogur, nos protege de virus y bacterias patógenas. Los resultados abren la posibilidad de desarrollar una metodología segura para la vacunación oral.
Gabriel Stekolschik GSTEKOL@DE.FCEN.UBA.AR
Bioquímico y Master en Comunicación Científica. Integrante del Centro de Divulgación Científica (Exactas-UBA).
Publicaciones
Un trabajo científico efectuado en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA refutó una aseveración sostenida durante décadas. Es una investigación sobre el Aedes aegypti, transmisor de dengue, zika, chikunguña y fiebre amarilla, que reveló que el mosquito cuenta con un mecanismo clave que aumenta su probabilidad de supervivencia en lugares con largos inviernos.
Trabajando en un problema metodológico del campo de la inteligencia artificial, un equipo de científicos encontró evidencias que apoyan la Teoría de Simulación de Amenazas, que postula que los malos sueños nos entrenan para enfrentar situaciones peligrosas.
Un estudio científico produjo un resultado que sorprendió a los propios investigadores: el Aedes aegypti, que vive en la Ciudad de Buenos Aires puede completar su desarrollo a solo 12ᵒC de temperatura, algo jamás reportado en el mundo. Este mosquito, que transmite el dengue y otros males, se estaría adaptando a nuestro clima y, con ello, se ampliaría la ventana de tiempo en la que hay riesgo de que transmita enfermedades.
Por primera vez, un estudio científico consiguió medir rigurosamente la relación que existe entre la posición socio-económica de un hogar y la enfermedad de Chagas. Enfocado en el concepto de vulnerabilidad social, el trabajo muestra las desigualdades en el riesgo de transmisión y aporta una herramienta relevante para asignar eficientemente los recursos.
Jugar en equipo rinde: permite aprender más rápido y alcanzar una destreza individual que difícilmente se lograría jugando solo. Además, elegir repetidas veces a un mismo compañero, aunque sea “malo” para el juego, beneficia a todos los integrantes del grupo. Son resultados de un trabajo científico que abre la posibilidad de pensar nuevas estrategias de enseñanza-aprendizaje.