UBA XXII cumplió 30 años
Pionero mundialmente en educación en cárceles, el Programa UBA XXII lleva tres décadas de acción ininterrumpida. Con presencia en los complejos penitenciarios de Devoto y Ezeiza, ya cuenta con más de 500 egresados. Exactas acompaña el programa desde 1991, aportando talleres de computación.
Nació hace 30 años como un programa inédito. La fecha precisa fue el 17 de diciembre de 1985, cuando se firmó el convenio entre la Universidad de Buenos Aires y el Servicio Penitenciario Federal que determinaba que “los internos alojados en Unidades del SPF, sin ningún tipo de discriminación, podrán iniciar y/o completar los estudios universitarios”. De esa manera, el Programa UBA XXII de educación en cárceles dio su primer paso, que se concretó en el primer cuatrimestre de 1986, cuando comenzaron las clases de varias de las materias del CBC en la ex Unidad 2 de Devoto, ahora Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad de Buenos Aires. La impulsora de aquella idea transgresora fue la educadora Marta Laferriere, quien, recién llegada de su exilio político en Venezuela, comenzó a pergeñar los pilares de un proyecto que, tres décadas después, continúa en plena vigencia y cuenta con 500 graduados.
Con idas y vueltas, etapas de apoyo institucional y no tanto, zanjando constantemente los conflictos con el Servicio Penitenciario, el Programa UBA XXII ofrece actualmente actividad académica en Devoto y en las unidades penales de Ezeiza de hombres y de mujeres, dictando materias del CBC y de las carreras de Derecho, Sociología, Psicología, Contador Público, Letras y distintos talleres. Exactas, por su parte, acompaña al programa desde 1991 con talleres extracurriculares de computación, complementarios a las distintas carreras y abiertos a todos los internos, más allá de que cursen o no carreras de la UBA.
Durante las últimas semanas, se realizaron varios actos conmemorativos por el 30 aniversario del programa. “Las actividades comenzaron el 16 de noviembre el Complejo Nro. 1 de Ezeiza, que es donde tenemos actividad más reciente, es el más nuevo para nosotros. Después, en el Complejo Nro. 4 de mujeres, también de Ezeiza, y el cierre fue en Devoto, el lunes pasado”, comenta Nair Repollo, coordinadora de los talleres de computación. “Lo bueno de los actos fue que en todos hubo presencia institucional fuerte de la Universidad y eso resulta imprescindible para el posterior trabajo cotidiano en los penales”, agrega. Participaron de los distintos actos el rector Alberto Barbieri, la secretaria de Asuntos Académicos de la UBA, Catalina Nosiglia y la directora UBA XXII, Marta Laferriere, quien, hace pocos meses retomó la responsabilidad al frente del programa. Con respecto al acompañamiento institucional local, Repollo destaca que “siempre contamos con la presencia de los decanos de Exactas y demás autoridades. Es habitual y resulta fundamental para nosotros”. Tanto el decano Juan Carlos Reboreda como la decana de Filosofía y Letras, Graciela Morgade, y el decano de Sociales, Glenn Postolski, estuvieron presentes en las actividades.
Durante el acto de cierre, en Devoto, Marta Laferriere indicó que “fue la UBA, quien en el marco de la incipiente democracia, se atrevió a pensar que los derechos eran para todos, aun para quienes estuvieran privados de la libertad ambulatoria. Brindar herramientas para proyectar una vida, crear un espacio de libertades, de pensamiento, de intercambio… Fue la UBA la que abrió el camino para la educación en contextos de encierro”. A su turno, el rector felicitó a los internos, los docentes y los responsables del Programa. La educación es el factor principal de inclusión; y un futuro diferente es posible, ese es el mensaje que a través de UBA XXII queremos dar”, sostuvo.
Durante el acto, como no podía ser de otra forma, en el único sistema universitario en encierro del mundo gestionada por los propios internos –como es el Centro Universitario de Devoto– tuvieron la palabra alumnos y ex alumnos. Uno de ellos indicó que “el CUD es para todos los internos lo único que da sentido al tiempo. “Está más que claro que, si le damos un vistazo al CUD, sabemos cuál es el camino que se debe seguir: no es el castigo lo que modifica positivamente el comportamiento humano, es la educación la que lo logra”.
“Que la universidad pública haya podido sostener a lo largo de 30 años UBA XXII, habla del compromiso asumido por los docentes, coordinadores y alumnos. Son muchos años de lucha, de resistencia, que se sostienen por el convencimiento de que la educación es un derecho que nos libera más allá del ámbito donde estemos”, reflexiona Nair Repollo. “El programa pasó por momentos de mucho crecimiento, sufrió embates violentos que lo hicieron tambalear, pero siempre pudo resistir y crecer. Hoy se encuentra en un punto en el que todo está dado para que siga creciendo tanto en la oferta académica como de extensión. Pero, además, quedan muchos desafíos que se diluyen en el trabajo diario. Es inmensa la riqueza acumulada en la experiencia de tantos años, que debe ser capitalizada y transmitida a otros que asumen este desafío”, cierra la coordinadora.
Exactas en UBA XXII
Complejo Penitenciario Federal 4, Mujeres. Ezeiza.
Inicio de actividades: 1991
Dos docentes, 4 talleres, 20 alumnas.
Complejo Penitenciario Federal 1, Hombres. Ezeiza.
Inicio de actividades: 2012. Exactas inauguró el centro universitario, siendo, inicialmente, el taller de computación el único espacio de la UBA.
Cinco docentes, 2 talleres, 200 alumnos.
Complejo Penitenciario de la CABA (ex Unidad 2, Devoto).
Inicio de actividades: 1991
Cinco docentes, 20 talleres, 400 alumnos.