Un grupo de investigación caracterizó a nivel celular y humoral los diferentes tipos de respuesta inmune que presentan los pacientes con tuberculosis activa, identificando así distintos endotipos inmunes, lo que permitiría desarrollar “terapias dirigidas al hospedador”, más específicas y eficaces que el tratamiento con antibióticos tradicional.
Verónica García
Una variante genética que está presente en el 85% de nuestra población brinda mayor protección contra la bacteria Mycobacterium tuberculosis. El hallazgo, efectuado por un equipo multidisciplinario de investigadores, también muestra que esa variación genética protectora no discrimina por sexo o por etnia.
Constantemente, células de nuestro cuerpo hacen autofagia, un proceso de degradación intracelular que permite el reciclaje de componentes celulares para mantener el equilibrio. Este mecanismo incentivado en células de pacientes severos con tuberculosis logró mejorar sus defensas, según un estudio de científicos de Exactas UBA sobre este mal que mata a dos millones de personas por año en el mundo.
Un equipo de científicos argentinos encontró una variación genética que provoca efectos ambivalentes en las personas que la presentan. Por un lado, genera una mayor resistencia frente a la tuberculosis pero, por otro, empeora el cuadro si el individuo, de todos modos, contrae la enfermedad.
Científicos argentinos trabajan en un sistema de diagnóstico que permita identificar personas que se encuentran infectadas con la bacteria que provoca ese mal pero que no han desarrollado la enfermedad. La idea es desarrollar un kit que se pueda utilizar en cualquier unidad médica del país.
Cuando el bacilo de Koch ingresa en el organismo, se aloja en las vías respiratorias provocando la activación de los mecanismos preparados para combatir agentes extraños. Los investigadores estudian lo que conocemos como los sistemas de defensa del organismo, y tratan de establecer cuáles son los mecanismos que determinan el grado de protección contra este patógeno.