La memoria tiene sus vueltas, que desde hace años la ciencia intenta develar. Pero no está sola, las emociones también juegan, y aún más, dejan huellas que sólo un ansiolítico puede calmar, por lo menos en crustáceos. Un grupo de investigación que utiliza cangrejos como modelo animal en sus experimentos busca echar luz en los vericuetos del cerebro a la hora de recordar.
Francisco Urbano
Qué ocurre a la hora de recordar es una tarea que desde hace décadas numerosos grupos investigan en profundidad. Ahora, un estudio reciente permite conocer en detalle, en tiempo real, qué sucede en el interior del cerebro, con la actividad neuronal, durante el proceso de reconsolidación de la memoria a largo plazo en un modelo animal bien argentino: el cangrejo de las costas bonaereneses.
De acuerdo con una investigación realizada por científicos de Argentina y los Estados Unidos, la cafeína perturba las funciones cerebrales de manera similar a la cocaína ya que interfiere también en los receptores de un neurotransmisor, la serotonina, responsable de controlar y estabilizar los estados de ánimo.
Las drogas de abuso constituyen un serio problema de salud debido a los daños que producen y su gran poder adictivo. En Argentina se realizan estudios para determinar los efectos de la cocaína y la metanfetamina, así como de una droga estimulante de curso legal, el modafinilo, que hoy se emplea para el tratamiento de adicciones. Los investigadores ensayan con animales sobre los efectos de esta droga, que tendría un gran potencial para su uso futuro.
De acuerdo con un estudio realizado en ratones por investigadores UBA-Conicet, el consumo de esa droga durante una sola jornada afecta los canales de calcio de las células y produce una disociación entre los ritmos del sueño y la vigilia. Los resultados del trabajo fueron publicados en Biological Psychiatry.
Francisco Urbano es español y realizó sus estudios universitarios en Madrid, donde se doctoró en neurobiología. En el 97 se incorporó a Exactas y luego de realizar un posdoc en Estados Unidos se estableció en el Laboratorio de Fisiología y Biología Molecular. Es uno de los investigadores de la Facultad que obtuvo una Beca Guggenheim en 2011.