
La señal de saciedad es más importante de lo que se pensaba. En efecto, un equipo de investigación argentino identificó un gen maestro que ya se expresa en el embrión temprano, y que controla la activación de la señal que hace que dejemos de comer. Si ese gen falla, se cae todo el sistema. Frente a la pandemia de obesidad, este trabajo pone en evidencia de qué manera nuestro genoma está programado desde el desarrollo para que comamos sólo lo necesario.