Los avances legislativos y una transformación de la mirada sociocultural generan un nuevo abanico de oportunidades para el uso de la marihuana como herramienta terapéutica y para el desarrollo de la industria del cáñamo en nuestro país. El investigador Marcelo Rubinstein analiza el escenario actual y describe las posibilidades de la investigación científica sobre cannabis medicinal, una planta demonizada durante décadas.
Marcelo Rubinstein
La señal de saciedad es más importante de lo que se pensaba. En efecto, un equipo de investigación argentino identificó un gen maestro que ya se expresa en el embrión temprano, y que controla la activación de la señal que hace que dejemos de comer. Si ese gen falla, se cae todo el sistema. Frente a la pandemia de obesidad, este trabajo pone en evidencia de qué manera nuestro genoma está programado desde el desarrollo para que comamos sólo lo necesario.
El Senado convirtió en ley el proyecto que autoriza al Estado a importar y distribuir el aceite de cannabis para uso medicinal, sin permitir el autocultivo. Para esclarecer un tema que sigue siendo objeto de debate en la sociedad, se realizaron, en el Centro Cultural de la Ciencia, las jornadas Cannabis Sapiens, que reunieron a médicos, abogados, científicos y familiares de pacientes.
El científico argentino Marcelo Rubinstein fue nombrado oficialmente como nuevo integrante de la Academia Mundial de Ciencias (TWAS). Es el único investigador que trabaja en nuestro país entre las cuarenta nuevas incorporaciones que decidió esta institución. En una entrevista con NEXciencia, Rubinstein señala la estrecha relación entre desarrollo e inversión en ciencia y tecnología y no oculta su inquietud por la política científica nacional.
La llaman la técnica de biología molecular más innovadora del siglo XXI. Permite editar, cortar, pegar y cambiar genes de una manera fácil y sin necesidad de equipamientos caros de laboratorio. ¿Qué es CRISPR/Cas9 y por qué despierta amores y odios?
Un equipo de científicos identificó un gen de gran importancia en el circuito de la saciedad. Su alteración impide que las neuronas envíen la señal que nos hace dejar de comer y puede predisponer al sobrepeso. El descubrimiento representa un avance en el diagnóstico de los desórdenes alimenticios.