El mosquito Aedes aegypti, transmisor de dengue, zika, chikunguña y fiebre amarilla, avanza sobre el territorio argentino y parece no tener límites. Un estudio científico revela nuevas habilidades del insecto para conquistar regiones cada vez más frías.
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Un experimento efectuado durante el invierno en la provincia de La Pampa mostró que los huevos del mosquito transmisor del dengue, zika, chikunguña y fiebre amarilla recolectados en la Ciudad de Buenos Aires pueden adaptarse exitosamente a las condiciones más adversas de la estación fría pampeana.
Un experimento efectuado con el mosquito transmisor de dengue, Zika, chikunguña y fiebre amarilla muestra que, “en la vida real”, al insecto no le va tan bien como se estima en el laboratorio. Esa es la buena. La mala es que un recipiente abandonado puede servir de criadero para el desarrollo de las larvas independientemente del tiempo que haya sido dejado a la intemperie.
Un trabajo efectuado en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA refutó una aseveración sostenida durante décadas por la comunidad científica. Es una investigación sobre el Aedes aegypti, transmisor de dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla, que confirmó que el mosquito cuenta con un mecanismo clave que aumenta su probabilidad de supervivencia en lugares con largos inviernos.
Una investigación sobre el mosquito transmisor de dengue, zika, chikunguña y fiebre amarilla relacionó la mortalidad del insecto con las condiciones climáticas del invierno porteño. Los resultados muestran que solo en momentos de olas de frío la mortandad es pronunciada. De todos modos, un número significativo sobrevive y alcanza el estado adulto. Según el estudio, sería un mecanismo de selección natural que estaría posibilitando que el mosquito se esté adaptando al clima de Buenos Aires.
Con cifras récord de contagios en América Latina, Nicolás Schweigmann, director del Grupo de Estudios de Mosquitos de Exactas UBA, asegura que no se cumplió con el Plan Maestro que se diseñó para la Ciudad en 2016: la prevención debería comenzar en invierno, antes de que eclosionen los huevos de Aedes aegypti. Hay presencia del insecto en todos los barrios, aun en zonas donde antes no se lo detectaba. Las obras en construcción, un foco de proliferación.