No miden demasiados centímetros, pero estos bivalvos exóticos taponan cañerías de plantas hidroeléctricas, térmicas y nucleares, y provocan otros graves perjuicios en la Argentina, y en las distintas partes del mundo que invadieron. Muchos estudios se han hecho de sus aspectos dañinos, pero pocos de sus beneficios. Aquí, algunos de ellos.
Demetrio Boltovskoy
Científicos argentinos detectaron dos especies que, cuando se combinan, complican al medio ambiente. Se trata de los mejillones dorados, los cuales, además de ser considerados plaga, provocan un aumento masivo en la población de bacterias tóxicas que pueden provocar desde mortandad masiva de peces hasta malestares diversos en los seres humanos.
Un contrabando inesperado suele arribar en navíos: las especies exóticas que pueden desplazar a las nativas y generar daños de importancia en el medio ambiente. Un grupo de investigación de la Facultad, encabezado por Demetrio Boltovskoy, publicó un trabajo en Environmental Science & Policy que puso bajo el microscopio agua de lastre de 194 buques mercantes en cinco puertos de la Argentina.
El mejillón dorado apareció en las aguas del Río de la Plata en los años 90. Posiblemente haya sido traído sin intención desde China, de donde es oriundo, con agua de lastre de los buques cargueros. Desde entonces ha colonizado con éxito la cuenca de muchos de nuestros ríos. Demetrio Boltovskoy y su equipo estudian el impacto de este molusco en el ambiente nativo.