Nuestros genes no nos condenan, ni nos salvan. De hecho, si no están activos, es como si no estuvieran. De hecho, son encendidos o apagados por diversos factores, algunos de ellos ambientales. Numerosos grupos de investigación estudian las huellas químicas de esas modificaciones. Lo interesante es que podrían ser heredables.
Susana Gallardo
Publicaciones
En el marco de las conmemoraciones del “2011 Año Ameghino”, el Área de Paleontología del Departamento de Ciencias Geológicas realizó un ciclo de disertaciones que abarcaron tanto distintos aspectos de la vida de este polifacético científico, como sus aportes a las distintas disciplinas del conocimiento y su intenso intercambio con otros investigadores de la época.
En un lago de la Península Antártica, a partir de un seguimiento que se extendió a lo largo de 16 años, investigadoras de la Facultad detectaron cambios en el plancton debidos al aumento de temperatura. El ascenso de las marcas térmicas pudo haber sido el responsable de provocar un incremento excesivo de la materia orgánica en esas aguas. Los resultados acaban de publicarse en Polar Biology.
A través de un proyecto UBANEX, de Extensión Universitaria de la UBA, investigadores de diferentes departamentos de Exactas están elaborando una línea de base preliminar en las islas del frente de avance del Delta. El objetivo es poder monitorear los cambios que se produzcan a causa de los proyectos inmobiliarios en la zona.
El herbicida inhibe el crecimiento del alga y la producción de clorofila debido a la generación de sustancias oxidantes. Este resultado, que surge de un trabajo llevado a cabo por un grupo de investigadores de la Facultad, fue publicado en la revista Ecotoxicology and Environmental Safety.
La mínima en invierno aumentó más de 5ºC, mientras que la máxima, en verano, subió 2ºC. A esta conclusión llegó la investigadora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facutad, Bárbara Tencer, a partir de un estudio que recopiló datos de los últimos 60 años.