Carlos Sarraute se recibió de matemático en Exactas. En los primeros años de su carrera ingresó en la industria informática y, actualmente, trabaja en el área de Big Data. Durante la charla, Sarraute destaca la formación que recibió en la Facultad y asegura que la ciencia de datos es un sector en plena expansión que puede demandar el trabajo de muchos matemáticos, además de físicos y computadores.
Computación
En dos días de trabajo y sin conocerse previamente, cuatro jóvenes estudiantes de distintas carreras sinergizaron sus talentos para ganar el concurso de aplicaciones que organiza la NASA a lo largo del planeta. Plantearon una app que podrá ayudar a quienes padecen de alergias al polen.
El lenguaje de programación de código abierto, “R”, tiene su propia comunidad internacional de género: R-Ladies. Su primer encuentro en Argentina se llevó a cabo en Buenos Aires y reunió a muchas mujeres interesadas en el desarrollo y el aprendizaje comunitario de la programación con R. El grupo impulsa una mayor participación de las mujeres en el ámbito de la tecnología y la informática.
La programación es una parte fundamental de las ciencias de la computación y una herramienta educativa clave, que abre infinitas posibilidades. No se necesita ser un genio para aprender a programar computadoras, sino más bien curiosidad, dedicación y ganas de resolver un problema. En esta nota, exploramos diversas iniciativas que incentivan el interés por la programación en los jóvenes, y crean una igualdad de oportunidades.
Carolina Hadad estudió computación en Exactas UBA. A poco de comenzar su carrera, ingresó en una organización que desarrolla aplicaciones para mejorar la vida de sectores vulnerables en todo el mundo. Actualmente, es una de las impulsoras de “Chicas en Tecnología” un colectivo que promueve un mayor acercamiento entre mujeres jóvenes y el ámbito de la informática. En esta entrevista, nos cuenta por qué desechó el estereotipo de programador exitoso para dedicarse a su verdadera vocación: la “programación con impacto social”.
Aunque todavía parece un asunto de la ciencia ficción, una tecnología incipiente y, por ahora, relativamente poco conocida, preanuncia que no está tan lejos el momento en el que el hogar pueda ser un lugar de producción de casi todo tipo de bienes.