¿A quién se parece este «Niño»?
Cuando un «Niño» nace, la familia comienza a jugar, a adivinar a quién se parece o a quién se parecerá. Con los fenómenos del Niño sucede algo parecido. Ni bien se inicia, los climatólogos intentamos detectar cuán parecido o distinto será este nuevo Niño con respecto a los ya ocurridos en el pasado. De alguna… Ver artículo
Cuando un «Niño» nace, la familia comienza a jugar, a adivinar a quién se parece o a quién se parecerá. Con los fenómenos del Niño sucede algo parecido. Ni bien se inicia, los climatólogos intentamos detectar cuán parecido o distinto será este nuevo Niño con respecto a los ya ocurridos en el pasado. De alguna manera, el «categorizar» al fenómeno nos permite deducir su comportamiento futuro y su posible impacto en las regiones que experimentan su influencia. Si los pronósticos climáticos fueran «perfectos» esto no sería necesario. Pero teniendo en cuenta que nunca lo serán por la naturaleza caótica del clima y que además la calidad de los pronóstico está limitada por la calidad de los modelos numéricos que se utilizan para pronosticar, la información adicional sobre «a qué Niño que ocurrio en el pasado» se le parece el actual resulta ser interesante.
El Laboratorio ERSL/NOAA de los Estados Unidos sugiere que, por las características de su evolución inicial, este Niño es similar a aquellos que ocurrieron en los años 1957, 1987, 1993, 1997 y 2002.
La figura de la izquierda nos muestra la evolución de uno de los índices que se utiliza para monitorear los Niños, basado en la evolución de la temperatura de la superficie del mar y diferentes variables atmosféricas en el Pacífico Ecuatorial. Para que sea considerado Niño el índice tiene que mantenerse positivo por varios meses consecutivos: Todos estos Niños comparten un inicio del evento desde el verano hasta el invierno bastante similar, alcanzando valores relativamente altos del índice.
Como mencionamos en notas anteriores los pronósticos indican chances de entre 90 y 100% de que el Niño continúe hasta fin de año. Las preguntas pendientes son, por un lado, qué intensidad tendrá (si será similar al «super Niño» del 1997 pintado en rosa en la Figura o si tendrá una intensidad más moderada como los otros Niños que se incluyen allí) y, por otro lado, queda la pregunta sobre cómo impactará en la lluvia de nuestro país.
Si miramos el pronóstico de las anomalías de lluvia esperables en el trimestre Julio-Agosto-Septiembre de 2015 elaborado por el sistema EUROBRISA de Brasil, presentado en el panel de la izquierda de la siguiente figura, se destaca la probabilidad de lluvias más intensas que lo normal en el nordeste de nuestro país y en los Andes patagónicos. Este patrón es muy similar a lo que se dió para ese trimestre en 1997, como lo muestra el panel central. En cambio, el panel de la derecha, que nos muestra las anomalías de lluvia que ocurrieron en promedio en ese trimestre durante los Niños 1987, 1993 y 2002, análogos al actual pero de intensidad más débil que el del 1997, se observa que las lluvias por encima de lo normal se produjeron más al norte en los Andes -a la altura de Mendoza- mientras que en la región del Nordeste se produjeron más al sur, sobre Corrientes.
Habrá que esperar el final del trimestre mencionado para poder determinar a cuál de sus «hermanos» se parecerá finalmente el Niño actual .