Un estudio de campo permitió validar un modelo físico para generar canciones sintéticas que reproducen la fonación del chingolo, un ave que aprende a cantar. La herramienta abre la puerta a nuevas investigaciones sobre los mecanismos evolutivos de la adquisición del lenguaje, en esta especie y en otras, también en el ser humano.
Gabriel Mindlin
Desde hace años, un grupo de científicas y científicos argentinos viene estudiando lo que hacen las aves durante el sueño. En una investigación reciente, y a diferencia de lo realizado hasta el momento, llevaron a cabo un trabajo con benteveos, aves que cantan en forma innata y que son poco estudiadas en los laboratorios.
No se vislumbra un amesetamiento en el número de casos diarios en el Área Metropolitana de Buenos Aires para los próximos 15 días. De hecho, es probable que los casos diarios sigan creciendo, al menos, durante los 45 días que vienen. Esos son algunos de los resultados de un pronóstico efectuado con un modelo epidemiológico que considera la movilidad y que demostró ser científicamente consistente.
Un grupo de investigadores demostró que los datos de geolocalización provistos por los teléfonos celulares permiten inferir las tasas de contagio y pronosticar la evolución de la epidemia de manera muy consistente. El trabajo analizó el movimiento de alrededor de un millón de dispositivos móviles en los 41 distritos del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) a lo largo de 60 días.
Analizando el mecanismo vocal de un ave sudamericana, un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA descubrió un fenómeno inusual: su canto no le permite "camuflar" su tamaño.
Investigadores argentinos indujeron a un pájaro cantor a que sueñe algo en particular. El estudio, publicado en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences, revela la existencia de unidades mínimas de sueño que se encienden o se apagan como si fueran manejadas por una llave de luz.