Como la energía eólica no puede almacenarse, para poder aprovecharla para la generación de electricidad es imprescindible saber con antelación y exactitud la dirección e intensidad de los vientos. Un equipo de investigadores logró desarrollar un modelo que permite hacer ese pronóstico y ya fue probado con éxito en un parque eólico de Chubut
meteorología
La tormenta del 4 de abril pasado pudo visualizarse en los radares de Pergamino, Ezeiza y Paraná como una línea en forma de arco que representaba el frente de ráfagas. Esa forma se vincula con vientos intensos y copiosas precipitaciones, según investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
En ciertos momentos del año, existe una percepción generalizada de que el pronóstico meteorológico no acierta lo suficiente. Y algo de verdad hay en ello. Porque, según los propios meteorólogos, es más difícil hacer predicciones del tiempo durante el verano. Es en esta época cuando más se pone en juego la experiencia del pronosticador.
Hay un viento llamado Pampero. El agujero de ozono es un agujero. Los vientos se generan en los anticiclones. Estas fantasías o conceptos errados –que suelen darse por correctos en el ámbito de la educación media– denotan el desconocimiento que existe en las aulas acerca de los temas relacionados con la atmósfera. Investigadoras de la Facultad, que siguen de cerca los problemas educativos del nivel medio, revelan a través de esta nota los errores más frecuentes.