
Su hallazgo fue casual, hace 40 años, en las turbias aguas del Riachuelo. Las bacterias encontradas fueron llevadas al laboratorio donde, luego de varios días de cultivo, empezaron a producir extraños brillos a su alrededor. ¿De qué se trataba? Ahora, un equipo de investigación develó ese misterio que abre un mundo de posibilidades.