Su hallazgo fue casual, hace 40 años, en las turbias aguas del Riachuelo. Las bacterias encontradas fueron llevadas al laboratorio donde, luego de varios días de cultivo, empezaron a producir extraños brillos a su alrededor. ¿De qué se trataba? Ahora, un equipo de investigación develó ese misterio que abre un mundo de posibilidades.
bacterias
En Gran Bretaña, una paciente sufre una infección generalizada y lucha por su vida. En Estados Unidos, especialistas desarrollan una terapia con bacteriófagos -virus que comen bacterias-, modificados genéticamente, en la que participó en su origen una científica argentina. ¿El resultado? Un éxito que abre nuevas perspectivas en tratamientos alternativos contra infecciones cuando los antibióticos no alcanzan.
Un trabajo de investigadoras e investigadores argentinos encontró que, sometida a condiciones muy hostiles, como altas concentraciones de arsénico o sal, una bacteria es capaz de elaborar un compuesto eficaz contra el herpes simplex en pruebas de laboratorio. Este virus afecta, en todo el mundo, a 3.600 millones de personas menores de 50 años.
Un equipo de investigadoras e investigadores argentinos diseñó un sistema que evita el uso de fertilizantes y que maximiza el aprovechamiento del agua en plantines de eucaliptos. El desarrollo permite que las plantas resistan condiciones de sequía y mejoren significativamente su supervivencia y su crecimiento. La tecnología podría aprovecharse en la industria forestal y, también, en la reforestación de bosques nativos.
Un grupo de investigación de Exactas UBA demostró experimentalmente de qué manera las sustancias probióticas podrían atravesar el epitelio intestinal para ejercer su efecto benéfico en nuestro cuerpo. El hallazgo también explicaría cómo actúan las bacterias patógenas en el intestino para provocar enfermedad. El conocimiento adquirido podría ser aprovechado con fines nutricionales y terapéuticos.
Científicas y científicos argentinos estudiaron de qué manera el Lactobacillus acidophilus, el microorganismo que se adiciona como probiótico al yogur, nos protege de virus y bacterias patógenas. Los resultados abren la posibilidad de desarrollar una metodología segura para la vacunación oral.