Un equipo de investigación argentino francés consiguió, por primera vez en un laboratorio, medir los nudos en un flujo de manera directa y corroborar, a través de simulaciones numéricas, las cantidades medidas en el experimento. El logro permite saber cuántos datos se necesitan para reconstruir un mapa de trayectorias, lo que resulta muy útil frente a diversos problemas, como una proyección de cambio climático o para entrenar una red neuronal.